Ante este suceso, son varias las personas que han afirmado haber realizado en años anteriores la expedición turística en el mismo sumergible, entre los que resaltan el periodista de CBS, David Pogue, el youtuber mexicano Alan Estrada, y el aventurero alemán Arthur Loibl. Este último personaje brindó una entrevista para un medio internacional, en el que calificó al viaje como una operación kamikaze.
El explorador Loibl, de 60 años, indicó que “tuvo una suerte increíble en ese entonces”, pues consideró que era una peligrosa expedición, que podría haberse convertido en una “misión suicida”.
La aventura de Arthur se efectuó en el 2021 y le costó $110 mil (Q863 mil), a diferencia del precio actual, que ronda por los $250 mil (Q1 millón 960 mil). Según indicó, el viaje lo ejecutó en compañía de Paul-Henry Nargeolet, experto francés en temas del Titanic, y Stockton Rush, fundador y director ejecutivo de la compañía de submarinos OceanGate Expeditions.
Estos dos últimos personajes también forman parte de los cinco tripulantes desaparecidos en el sumergible, los cuales recientemente fueron dados por muertos, según afirmó la empresa OceanGate Expeditions.
De acuerdo con lo que Loibl explicó, durante el viaje a las profundidades del mar se experimentaron diversos inconvenientes que dificultaron la inmersión de la nave. “El primer submarino no funcionó, entonces hubo que abandonar una inmersión a 1,600 metros”, enfatizó.
So reisen Millionäre:
Arthur Loibl war schon 2021 an Bord des jetzt verschollenen Tauchbootes, außerdem besitzt er ein Ticket ins All#ZiB2, 21.6.23 pic.twitter.com/jnS6WxrSxL— Klecksa (@Anpatzer) June 22, 2023
Además, relató que tuvieron cinco horas de retraso para iniciar el viaje, porque uno de los inconvenientes con Titán fue su alimentación eléctrica. Situación que ha generado sospechas sobre la posibilidad de que este problema sea el culpable de la actual desaparición del sumergible. No obstante, no fue el único contratiempo, pues también se rompió el soporte del tubo de estabilización que equilibra al submarino, el cual fue reparado con “brindas”.
“Se necesitan nervios fuertes, no hay que ser claustrofóbico y hay que poder sentarse con las piernas cruzadas durante diez horas”, concluyó.