La entidad religiosa considera que debe “proteger su propia soberanía” ante lo que considera una injerencia del Papa, quien ordenó a la comisión investigar el reciente cese del ex gran canciller de la Orden, Albrecht Freiherr von Boeselager.
Se trata de un paso más en la guerra abierta lanzada por la influyente entidad conservadora, cuyos orígenes remontan a las Cruzadas, y que actualmente está presente en más de 120 países al administrar hospitales y dispensarios, con 12 mil 500 integrantes y 100 mil empleados y voluntarios.
El alemán Boeselager fue relevado el 8 de diciembre del cargo que ocupaba desde el 2014 por haber tolerado la distribución de preservativos a personas en riesgo de contraer el virus del sida, explicaron medios católicos.
“La sustitución del canciller saliente es un acto administrativo interno de la Soberana Orden de Malta y hace parte de su jurisdicción”, recordó en un comunicado la institución.
Pese a que la entidad es considerada como un Estado y cuenta con sus propios pasaportes y cuerpo diplomático, para la Santa Sede es una organización religiosa que debe de alguna manera obediencia y respeto al Papa.
La negativa de von Boeselager a presentar su dimisión cuando se la pidieron sus superiores, entre ellos el cardenal ultraconservador estadounidense Raymond Burke, entre los grandes enemigos internos de Francisco, es uno de los temas de controversia.
Burke considerado entre los mayores críticos del Papa, fue alejado del Vaticano al ser nombrado como representante del papa en la Orden de Malta y desde allí lidera ahora la batalla contra el pontificado de Fracisco.
El purpurado forma parte del grupo de cuatro cardenales que le pidieron a Francisco que corrija sus “errores doctrinales”, pedido ignorado hasta ahora por el Pontífice.