“No venceremos a los enemigos de Estados Unidos en la guerra ideológica si reproducimos lo peor de los medios públicos”, escribió Elez Biberaj en un mensaje dirigido a sus equipos.
La voz de América (VOA), el equivalente estadounidense de BBC World Service o de Radio France Internationale, fue durante mucho tiempo un modelo “de la forma en la que una sociedad libre trata a los periodistas”, según describe Biberaj.
Pero el nombramiento reciente de Michael Pack, un directivo próximo a Donald Trump, a la cabeza del organismo que controla la difusión pública, la Agencia de Medios Globales [USAGM, en inglés], hace temer por su independencia.
Pack afirmó el lunes en un comunicado que “debe poder asegurarse de que la agencia responde a los ‘objetivos generales de la política extranjera’ de Estados Unidos, según están establecidos por el presidente”.
Este realizador de películas documentales, que colaboró con el exconsejero de Donald Trump Steve Bannon, desea acabar con la barrera que impedía cualquier intervención de la dirección de la USAGM en el contenido de los medios que supervisa.
Las críticas regulares de Trump a la prensa estadounidense no pasaron por alto a La voz de América, a quien la Casa Blanca ha acusado especialmente de difundir la “propaganda” china sobre la pandemia de covid-19.