Fue en la base Batsub en Chiquibul donde el príncipe Guillermo tomó su entrenamiento militar hace dos décadas.
El matrimonio visitará también este lunes Caracol, el área arqueológica maya más reconocida de Belice, y después visitará Caana, la estatua más alta del país.
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La pareja culminará su visita en Belice con una recepción formal en el campamento maya de Cahal Pech, cerca a la frontera guatemalteca.
Los duques partirán de Belice el martes en la mañana hacia Jamaica y luego hacia las Bahamas, como parte de una visita oficial al Caribe y el Atlántico, para reforzar las relaciones británicas con países de la zona.
Belice, Jamaica y Bahamas fueron en el pasado colonias británicas y, aunque se independizaron hace décadas, Isabel II sigue ostentando la jefatura de Estado.
La visita de los duques a Belice es la primera de algún miembro de la familia real británica desde 2012, cuando el príncipe Enrique visitó el país como parte de un Jubileo de plata de Isabel II.
Con 96 años, la reina ha asignado una gran parte de deberes reales, como estos viajes de larga duración, a otros miembros de la familia real.
La agenda de los duques de Cambridge, no obstante, fue alterada el domingo.
Terreno en disputa
La pareja tenía planificada visitar la granja de cacao Akte’iL Ha en Indian Creek, al tratarse de un gran ejemplo de agricultura sostenible.
Sin embargo, los residentes se manifestaron con pancartas en contra de esta visita, porque presuntamente el helicóptero de la pareja recibió un permiso para aterrizar en un campo de futbol sin previo aviso.
Los locales, a su vez, disputan un terreno contra un grupo apoyado por la familia real.
Ante ello, el príncipe Guillermo y Catalina visitaron otro punto del país “para mostrar el espíritu empresarial de la familia maya en la industria del cacao”, informó el palacio de Kensington.
Luego, el matrimonio se trasladó en avión a Hopkins Village, en la costa noreste del país centroamericano, donde se celebra el Festival de Garífuna.
Allí, la pareja fue recibida por la comunidad garífuna que les preparó platos típicos locales como hudut y sahou, les enseñaron el arte de confeccionar chocolate de granos de cacao y con quienes sembraron un árbol.
De igual manera, la pareja danzó “punta” con los residentes de la comunidad, tal y como hizo en una pasada visita el príncipe Enrique.
Algunos residentes, por su parte, esperaban a que los duques se fueran con algún conocimiento más profundo del país, mientras otros admitieron que no le prestaron mucha atención a la visita.
“No los veremos, por lo que me siento indiferente aparte de cómo su visita afectará el tráfico”, dijo Yamira Novelo, residente de Ciudad de Belice.