Markle, quien es afroamericana, afirmó que su esposo, el príncipe Enrique, le reveló las preocupaciones de su familia sobre el tono de piel que tendría Archie, así como la seguridad a la que tendría derecho, antes de su nacimiento el 6 de mayo de 2019.
“En esos meses en que estaba embarazada (…) tuvimos una serie de conversaciones sobre que ‘no se le daría seguridad, no se le daría un título’ y también preocupaciones y conversaciones sobre qué tan oscura sería su piel cuando naciera”, dijo Meghan.
La duquesa de Sussex afirmó que el Palacio de Buckingham se negó a otorgar protección al niño, a pesar de que esa es la tradición, y reveló que tuvo pensamientos suicidas durante ese tiempo.
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“Ya no quería vivir más”, le dijo a la presentadora entre lágrimas. “Ese era un pensamiento constante muy claro, real y aterrador”, agregó.
Meghan, que se casó con el príncipe Enrique en 2018, relató que le transmitió a la familia real que estaba luchando y que necesitaba ayuda profesional, pero le dijeron que “no podía, que no sería bueno para la institución”.
Reveló además que se casó con Enrique tres días antes de la ceremonia oficial y que el segundo hijo que espera con su marido será una niña.
“Tener un niño y luego una niña, ¿qué más podemos pedir?”, comentó a su vez el príncipe Enrique.
Meghan, de 39 años, denunció una “verdadera campaña de desprestigio” por parte de la institución real y dijo que no se sentía protegida por ella, pero tuvo cuidado de no atacar personalmente a miembros de la corona.
Simplemente afirmó que, contrariamente a lo que había informado la prensa británica, no fue ella quien hizo llorar a Kate, la duquesa de Cambridge, sino que sucedió lo contrario durante un incidente que tuvo lugar antes de su matrimonio con el príncipe Enrique en 2018. Kate se disculpó poco después, comentó.
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El martes, el diario británico The Times publicó testimonios de exempleados acusando a la duquesa de Sussex de acoso cuando aún vivía con la familia real.
El Palacio de Buckingham, “muy preocupado”, anunció de inmediato la apertura de una investigación, una decisión inusual para una institución poco acostumbrada a resolver sus disputas en público.
La pareja ha justificado a menudo su salida de Inglaterra por el deseo de escapar de la prensa británica, pero también dejaron filtrar públicamente su malestar con la familia real.
Entrevista “circense”
Por su parte, la monarquía británica decidió afrontar la amenaza de esta entrevista ofreciendo unas horas antes de su emisión la imagen de una familia unida durante las celebraciones anuales de la Commonwealth.
En un discurso televisado pregrabado, la reina destacó la importancia de la “dedicación desinteresada y el sentido del deber” mostrado por el personal sanitario durante la pandemia, algo que algunos seguramente interpretarán como una crítica a la pareja principesca.
Según una fuente cercana a la monarca citada por el Sunday Times, Isabel II no iba a ver la entrevista y estará más presente en los medios la próxima semana para demostrar que la monarquía “se centra en temas importantes”.
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El diario también señaló que miembros la corte, que no dudaron en calificar la entrevista de “circense”, se preparan para tomar represalias “con nuevas revelaciones” si lo consideran necesario.
“Mi mayor preocupación era que la historia se repitiera”, dijo el príncipe Enrique, de 36 años, en otro fragmento de la entrevista, en alusión al trágico destino de su madre, la princesa Diana, quien murió en 1997 en un accidente de tránsito en París cuando el conductor del auto en que viajaba con su pareja intentaba escapar de los paparazzi.
Millones por una entrevista
Tras confirmar a la reina su retirada definitiva de la familia real, los duques de Sussex perdieron sus últimos títulos oficiales en febrero.
Instalados primero en Canadá y luego en Montecito, California, desde marzo, ambos han capitalizado su imagen de pareja moderna, mixta, volcada hacia lo humanitario, en un país donde la opinión les es mucho más favorable que en Inglaterra.
Desde su partida, crearon la fundación Archewell y se comprometieron a producir programas para Netflix por 100 millones de dólares, según varios medios estadounidenses, así como podcasts para Spotify.
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A esto se suma una asociación con la plataforma Apple TV +, en colaboración con Oprah Winfrey.
La pareja vale oro y Winfrey vendió, según The Wall Street Journal, esta entrevista en entre 7 y 9 millones de dólares a CBS, conservando los derechos internacionales, fuente de jugosos ingresos.