En una conferencia sobre las conversaciones que había mantenido con Tillerson, de visita en Moscú, Lavrov declaró que había intentado, refiriéndose a Siria y a su presidente, Bachar Al Asad, “hablar de hechos históricos”.
“Pero Rex dijo que era nuevo y que prefería no volver a caer en la historia sino, más bien, ocuparse de los problemas de hoy”, declaró el ministro ruso.
“Pero el mundo está hecho de tal manera que si uno no retiene las lecciones del pasado, nos condenamos a no tener éxito en el presente”, agregó Lavrov, antes de enumerar la historia de los occidentales, de la Otán y de su “obsesión” por la eliminación de un “dictador” o “dirigente autoritario”, como los difuntos presidentes serbios Slobodan Milosevic, el iraquí Sadam Husein o el libio Muamar Gadafi.
Tillerson efectuaba su primera visita a Rusia como secretario de Estado. El expatrón de la industria petrolera se reunió durante varias horas con Serguei Lavrov y, después, con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Los responsables de la diplomacia de ambas potencias exhibieron sus desacuerdo completo en lo esencial: la responsabilidad del régimen sirio en el presunto ataque químico de Jan Sheijun el 4 de abril y el futuro de Bachar Al Asad.