La conclusión del informe es inequívoca: los programas de espionaje creados por Washington con el objetivo de neutralizar eventuales atentados socavaron la libertad de prensa, el derecho de la opinión pública a la información, así como el derecho a disponer de asistencia jurídica.
“El trabajo de los periodistas y de los abogados es la esencia de nuestra democracia”, subraya el autor del documento, Alex Sinha. “Cuando su trabajo se ve afectado, el nuestro también se afecta”.
El grupo de personas interrogadas incluye 46 periodistas de distintos medios, de los cuales varios laureados con el prestigioso premio Pulitzer.
Ellos concordaron en que las revelaciones del exagente de la Agencia nacional de seguridad (NSA) Edward Snowden sobre la amplitud del espionaje realizado, llevaron a las fuentes habituales de los periodistas a pensarlo dos veces antes de hablar con la prensa, incluso en relación a temas no confidenciales, por temor a perder su acreditación para acceder a secretos de defensa, o ser objeto de una demanda penal por filtraciones.
Cada vez son más los periodistas que utilizan técnicas elaboradas para codificar sus comunicaciones, describe el informe. Algunos hablan solamente desde teléfonos prepagos o directamente evitan internet.
– “Como un traficante de droga”
Los periodistas temen también que el simple hecho de hacer su trabajo los haga sospechosos a ojos de las autoridades.
“Ya hubo ocho demandas penales contra fuentes (bajo la administración de Barack Obama, ndlr), contra tres previamente, y eso no ha pasado desapercibido entre nosotros ni para nuestras fuentes”, explicó Charlie Savage, reportero de The New York Times y ganador del Pulitzer.
“Las cosas han empeorado notoriamente luego de que Snowden filtrara los documentos. Los que sospechaban de las técnicas de espionaje masivo del gobierno se vieron reivindicados”, comentó Peter Maas, un periodista que cubre las revelaciones sobre la NSA.
Un grupo de 42 abogados penalistas, de derecho civil y del sistema judicial militar, también describen un ambiente cada vez más desfavorable a la confidencialidad. Algunos abogados dicen usar técnicas similares a las de los periodistas para evitar ser espiados en internet.
“Me enfurece pensar que debo actuar como un traficante de drogas para proteger la privacidad de mis clientes”, lamenta un abogado interrogado por la ACLU.
“Estados Unidos se presenta como el modelo de libertad y democracia, pero sus propios programas de inteligencia amenazan los valores que dice representar”, dijo Alex Sinha.
Los autores del informe también se entrevistaron con cinco altos funcionarios gubernamentales -actuales y de anteriores administraciones- “que tienen conocimiento de los programas de inteligencia estadounidenses”.