Consultada sobre si Putin prometió celebrar una reunión con Zelenski en las próximas semanas, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, respondió que el líder ruso “lo hizo”.
“Les puedo asegurar que el Gobierno de Estados Unidos y la Administración Trump trabajan tanto con Rusia como con Ucrania para hacer realidad ese encuentro bilateral”, afirmó Leavitt, quien agregó que “los detalles sobre esa reunión ya se gestionan” y que la Casa Blanca informará más adelante sobre la ciudad que acogerá el encuentro.
Al término de las reuniones del lunes en la Casa Blanca, con Zelenski y varios líderes europeos, Trump afirmó, tras hablar con Putin por teléfono, que ya trabajaba para organizar una cumbre entre Zelenski y Putin.
Sin embargo, Moscú ha enviado un mensaje más cauteloso desde entonces, al referirse a la necesidad de involucrar a funcionarios de mayor rango y señalar que una reunión de ese tipo debería “prepararse minuciosamente”.
Consultada sobre si es cierto que Putin propuso —según han afirmado algunos medios— a Moscú como sede de una eventual reunión con Zelenski, sabiendo de antemano que Kiev no aceptaría esa oferta, la portavoz aseguró que no revelará conversaciones privadas entre Trump y el presidente ruso.
Leavitt dijo también que la opción de celebrar primero un encuentro bilateral entre Putin y Zelenski, antes de uno tripartito que también incluya a Trump —lo que el republicano pretendía inicialmente—, “fue una idea que evolucionó en el curso de las conversaciones del presidente (Trump) con Putin, el presidente Zelenski y los líderes europeos ayer”.
La portavoz añadió que todos los líderes europeos presentes el lunes en la Casa Blanca “coincidieron en que este es un gran primer paso y que es positivo que ambos líderes se sienten a dialogar”.
En las reuniones con Putin y Zelenski por separado, en Washington, participaron el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; los presidentes de Francia y Finlandia, Emmanuel Macron y Alexander Stubb; los primeros ministros del Reino Unido e Italia, Keir Starmer y Giorgia Meloni, y el canciller alemán, Friedrich Merz.