Para el profesor Richard Wrangham, autor del estudio, este descubrimiento muestra “lo fuerte que es la influencia materna” y destacó que era “realmente encantador” ver cómo un simio de casi 40 años “aún hacía lo mismo que su madre, la cual había muerto hacía mucho tiempo”.
Los chimpancés dedican buena parte del día a su acicalamiento, que suelen realizan por parejas, un comportamiento que es universal, salvo cuando realizan un tipo de aseo denominado de “brazo en alto”.
En ese caso, los monos alzan el brazo del compañero de aseo y mientras ambos lo mantienen en alto pueden cruzarlos o darse las manos, mientras que con la mano libre siguen el aseo.
Para estudiar ese comportamiento en profundidad, los expertos analizaron ocho poblaciones de chimpancés de África para comprobar qué tipo de apretón de manos se dan, si es que lo hacen, o si entrecruzan los brazos.
Los expertos llegaron a la conclusión de que una forma de realizar el aseo u otra no está relacionado con factores como la amistad, el sexo o la edad, sino que depende de qué aprendieron de pequeños de su madre.
Las crías de chimpancé aprenden diversos comportamientos de sus madres, desde qué alimentos comer a usar ciertas herramientas, y el proceso de acicalamiento lo realizan casi exclusivamente con ella hasta que tienen unos doce años.
“Incluso cuando son adultos y hace mucho tiempo que sus madres han muerto, ellos lo siguen realizando cómo lo hacían ellas”, indicó Wrangham, quien añadió que “esta es la primera vez que alguien se da cuenta de este peculiaridad y el patrón está totalmente claro”.
El siguiente paso es saber, cuando se unen dos animales con comportamiento diferente, por qué predomina una tendencia y no otra, cuál de los dos decide y por qué.