Esta catástrofe había suscitado inéditos interrogantes en materia de seguridad aérea.
El informe de la Oficina de investigación y análisis para la seguridad de aviación civil (BEA, por sus siglas en francés) emite recomendaciones “para efectuar un análisis regular sobre las incapacidades de vuelo, en particular por problemas psicológicos o psiquiátricos”.
La Agencia europea de seguridad aérea (EASA) ya recomendó, de forma provisional, la presencia permanente de dos personas en la cabina de pilotos durante el vuelo.
La BEA aboga asimismo por la adopción de “normas claras para saber cuándo es necesario romper el secreto médico” .
“Muchos médicos privados tenían la información (de que Lubitz) estaba enfermo” y “esta información no llegó a las autoridades aeronáuticas ni a Germanwings”, añade la BEA.
El 24 de marzo del 2015, Andreas Lubitz, copiloto del vuelo GWI 9525 Barcelona-D sseldorf de Germanwings, filial de bajo coste de la compañía alemana Lufthansa, aprovechó la ausencia temporal del piloto de la cabina para encerrarse en ella e iniciar un descenso del Airbus, media hora después del despegue.
- En VIDEO (archivo) vea: “Copiloto de Germanwings aceleró adrede el descenso”.
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El avión, que transportaba a 144 pasajeros y seis miembros de la tripulación, se estrelló diez minutos después en el sur de los Alpes franceses.
En su informe preliminar de mayo del 2015, la BEA había confirmado que Lubitz “programó intencionadamente el piloto automático para hacer descender el avión hasta que se produjo la colisión” con un relieve montañoso.
Las cajas negras del avión permitieron establecer que el copiloto había rehusado abrir la puerta de la cabina pese a las reiteradas demandas del resto de la tripulación y “los golpes a la puerta” por parte de ésta.
El informe médico de Andreas Lubitz demostró que este alemán de 28 años padecía depresión, pero las “restricciones especiales” que se le imponían no le impedían pilotar un avión de pasajeros.
Querella en Estados Unidos
En España, una asociación de víctimas pidió cambios legislativos para salvaguardar la seguridad aérea.
“Creemos que con este informe queda acreditado que el sistema que hasta ahora estaba en funcionamiento ha fallado enormemente, las instituciones públicas y privadas tienen la obligación de velar por la seguridad de todos nosotros y en este caso se evidencia que no ha sido así” , afirma un comunicado de la Asociación de Afectados del Vuelo GWI 9525.
“Apelamos a las instituciones públicas que nos representan a hacer los cambios legislativos necesarios para salvaguardar nuestra seguridad, no se puede primar la privacidad de un individuo en perjuicio de la seguridad global” , afirma el comunicado, hecho público poco después de conocerse el informe final de las autoridades francesas sobre la tragedia.
Christof Wellens, un abogado de familiares de las víctimas –entre ellas 72 alemanas y 50 españolas — anunció a principios de marzo que quiere interponer una querella en Estados Unidos contra una escuela de pilotaje de Lufthansa cerca de Phoenix (Arizona) , donde fue formado Andreas Lubitz.
“Es ahí donde el copiloto interrumpió un tiempo su formación de piloto debido a problemas psíquicos. Nunca debieron admitirlo otra vez” dijo.
Los abogados de los familiares, que consideran demasiado baja la indemnización propuesta por Lufthansa (25 mil euros por cada víctima, además de una primera ayuda de 50 mil euros) , han amenazado con querellarse en Estados Unidos, donde las reparaciones financieras son potencialmente mucho más elevadas que en Europa.
Sin embargo, el principal sindicato francés de pilotos, el SNPL, estimó que levantar el secreto médico no serviría mucho, por lo que pidió que haya un “mejor seguimiento” , a condición de que no sea con un carácter “punitivo” .