Jefa de la Iglesia de Inglaterra y muy religiosa, la monarca decidió no acudir al acto debido al largo trayecto desde el castillo de Windsor hasta la catedral de San Pablo en Londres y “la actividad necesaria para participar en la misa”, explicó la casa real.
Entre los curiosos que esperaban desde primera hora de la mañana, Stephanie Stitt, organizadora de eventos de 35 años, se declaraba “un poco” decepcionada por la ausencia de la reina.
“Pero es comprensible porque tiene 96 años”, agregó, asegurando que “es agradable celebrar algo y no acordarse de la crisis por el coste de la vida” que, con una inflación histórica, impone sacrificios y estrecheces a muchos británicos.
El príncipe Harry Meghan Markle
Tampoco acudió, por haber contraído el covid-19, el príncipe Andrés, de 62 años, considerado “hijo predilecto” de la monarca pero alejado de la vida pública a raíz de acusaciones de agresión sexual a una menor en Estados Unidos.
Los que sí aparecieron, por primera vez en público desde hace dos años en el Reino Unido, fueron el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle.
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Bajo el resonar de las campanas de la catedral, el nieto de la monarca, de 37 años, llegó vestido de chaqué y corbata gris, luciendo todas sus condecoraciones.
Sonriente pero tensa, la exactriz estadounidense, de 40 años, vestía elegantísima con trench y falda color “greige” -entre gris y beige- de la marca Dior Alta Costura, y pamela, guantes y zapatos a juego.
La multitud los recibió con una mezcla de ovaciones y abucheos, ilustrando las opiniones encontradas que despiertan en el Reino Unido, a menudo con una división generacional.
“Son parte de la familia real” y “deberían poder hacer las cosas de forma un poco diferente”, decía Amy Thomas de 17 años, considerando, como muchos jóvenes británicos, que “la representación de la familia real está anticuada, anclados en sus costumbres”.
Pero para Lorraine Frame, en la cincuentena, la pareja “tiene sus propios intereses, volvieron porque temen perderse algo y no son bienvenidos”. “Yo los he abucheado”, aseguró.
El príncipe Harry y Meghan Markle sacudieron a la monarquía cuando en 2020 decidieron irse a vivir a California, desde donde criticaron a la familia real, llegando a acusar de racismo a uno de sus miembros, que no nombraron.
Desde entonces han visto a la reina poco y en privado y su hija menor, Lilibet, que el sábado 4 de junio cumple un año, no conocía hasta ahora a su celebérrima bisabuela.
Viajaron a Londres para las fiestas del jubileo, pero el jueves se habían mantenido alejados de la prensa, por cuya presión afirmaron haber abandonado el Reino Unido.
Dudosa sucesión monárquica
En el interior de la majestuosa catedral anglicana, asistieron al servicio unas 2 mil, incluida la mayoría de familiares de la soberana, el primer ministro Boris Johnson, líderes políticos, sociales y representantes de otras religiones.
Entre las numerosas intervenciones, el arzobispo de York, Stephen Cottrell, se dirigió a la reina, asumiendo que vería la misa por televisión, y bromenado con su pasión por los caballos le agradeció que siguiera “sobre la silla de montar”.
La ceremonia dio gracias por la vida y el reinado de la monarca más longeva que jamás haya tenido el Reino Unido.
Isabel II tenía 25 años cuando en 1952 llegó al trono. Setenta años después, es la única monarca que han conocido la mayoría de británicos y la única en la historia del país que celebra un “jubileo de platino”.
Debido a sus problemas de salud, una vez más volvió a ser representada el viernes 3 de junio por su hijo mayor Carlos, heredero al trono de 73 años, que poco a poco va asumiendo funciones en una progresiva transición que preocupa, dada su baja popularidad en un momento en que la realeza se ve cuestionada.
Un 62% de los británicos afirma seguir siendo partidario de la monarquía, pero los más jóvenes están divididos: 33% a favor y 31% en contra.
En un sondeo de YouGov publicado esta semana, sólo 39% de encuestados afirmó pensar que seguiría habiendo un monarca en el país dentro de 100 años.
Iniciadas el jueves 2 de junio con una gran marcha militar, las celebraciones del “jubileo de platino” se prolongarán hasta el domingo con un desfile de música y baile, carreras de caballos, un concierto pop y decenas de miles de pícnics y comidas al aire.