En los últimos meses abundaron las voces internas que criticaron la decisión de la canciller de practicar una política de puertas abiertas para los refugiados que, a la postre, llevaría a la formación conservadora a sufrir una sangría de votos en varias elecciones regionales.
La caída de apoyo a Merkel en el seno de la CDU coincide además con la aparición en el tablero político del partido populista de derechas y con tintes xenófobos Alternativa para Alemania (AfD), que según los sondeos se convertiría en tercera fuerza política en el país en las elecciones del próximo año.
Se trata de una formación que ha sabido capitalizar el descontento del votante conservador alemán al convertir la crítica a la gestión de la crisis migratoria de Merkel en su principal argumento.
En la última convención en la que se sometió a una votación entre sus correligionarios, hace dos años, Merkel fue reelegida como presidenta de la formación con un 96,7 por ciento de los apoyos.
Sabedora de que su gestión de la crisis de refugiados constituye su “talón de Aquiles”, la dirigente germana pronunció hoy un discurso ante sus compañeros de partido en el que avanzó un endurecimiento de su política migratoria de cara a las elecciones del próximo año y que le sirvió para recibir una salva de aplausos de más de once minutos.
Con este mensaje, además de asegurarse el respaldo en sus propias filas, la mandataria quiso también recuperar la confianza de los electores electores más tradicionales que en los últimos tiempos han apoyado a AfD.
“Una situación como la que vivimos en el verano de 2015 no se puede y no se debe repetir. Ese es mi objetivo político tanto en Alemania como en Europa”, aseguró la canciller en el marco del congreso federal de su partido, que se celebra en Essen, en el oeste del país.
En este sentido, la mandataria defendió el polémico acuerdo migratorio firmado con Turquía que, según dijo, se mantiene como “decisivo” a la hora de garantizar que los refugiados no caigan en manos de los traficantes de personas.
“Este tratado salva vidas cada día”, agregó.
En una intervención que duró más de una hora, Merkel se mostró asimismo partidaria de frenar la migración ilegal y de acabar con las causas de la migración para que nadie deba abandonar su país de origen.
“No todos los 890.000 refugiados que llegaron pueden y deben quedarse aquí”, señaló la canciller.
Merkel también se pronunció con inusitada claridad sobre el uso del burka en Alemania y abogó por su prohibición “en todos los lugares que sea legalmente posible”.
“El derecho alemán tiene prioridad sobre la sharia. Las leyes deben ser cumplidas por todos, sin excepción. Rigen para todos los alemanes pero también para todos aquellos que ha venido aquí a vivir”, recalcó la política ante los aplausos de 1.001 delegados de su partido.
A sus 62 años, Merkel afronta uno de los momentos más complicados de su carrera política.
La situación de inestabilidad que se vive a nivel global, con la salida de Reino Unido de la Unión Europea y la elección de Trump como presidente de Estados Unidos, han animado a la mandataria a concurrir a las elecciones que ella misma ha calificado como las más “difíciles” desde la reunificación del país.
A pesar de que convención tras convención Merkel roza un apoyo de sus compañeros cercano al 90 por ciento, a la dirigente alemana le siguen resistiendo las cifras récord de respaldo logradas años atrás por dos de las grandes figuras de la CDU: Konrad Adenauer y Helmut Kohl.
Mientras Adenauer logró sumar los apoyos de todos sus correligionarios en los años 1954, 1956 y 1958, Kohl convenció en el año de la reunificación del país, en 1990, a un 98,5 por ciento de sus compañeros de partido.
El mejor resultado cosechado hasta el momento por Angela Merkel se remonta al año 2012, cuando alcanzó el apoyo del 97,9 por ciento de sus compañeros. El peor, lo registró en 2004 con un 88,9 por ciento del respaldo de los suyos.
A diferencia de otros partidos, en la CDU las abstenciones se contabilizan como votos nulos. De ahí que, en ocasiones, los resultados sean un poco mejores.
Bajo su mandato, la CDU logró convertirse en el año 2005 en la principal fuerza política del país, una posición que sigue defendiendo en la actualidad a nivel general y que le sirvió en las anteriores elecciones al Bundestag para rozar la mayoría absoluta.
Tras once años como canciller de Alemania, Merkel está considerada como la mujer más poderosa del mundo.