También hubo un decrecimiento “sustancial” de las anomalías en las aguas por debajo de la superficie en las mismas áreas y temperaturas por debajo del promedio en la profundidad del océano, y, aunque las anomalías en el patrón de los vientos se mantuvieron, fueron menores a las del pasado enero.
Sin embargo, en conjunto, se aprecia que en la actualidad el Niño sigue “fuerte” , aunque “todos los modelos” indican que va a debilitarse y a comenzar una transición hacia la neutralidad probablemente durante el final de la primavera o el comienzo del verano (junio) en el Hemisferio Norte.
“No obstante, la posibilidad de formación de la Niña aumentará en el otoño” y aunque, hay modelos y pruebas físicas que apoyan la idea de una Niña detrás de un Niño fuerte, aún hay una “considerable incertidumbre” al respecto, señala el informe.
Según la web de la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera de EE.UU. (NOAA, en inglés) , el Niño y la Niña son, respectivamente, las fases cálida y fría de un patrón climático recurrente que se da en el Pacífico Tropical de manera irregular cada dos o siete años y produce anomalías en las temperaturas, las precipitaciones y los vientos, con variados efectos secundarios.
Los meteorólogos indican que el actual fenómeno de el Niño, iniciado en el 2015, ha producido un “significativo impacto global” y se espera que en los meses venideros afecte todavía a las temperaturas y lluvias en todo EE.UU.
Para el periodo marzo-mayo hay probabilidades aumentadas de que las precipitaciones en el tercio meridional de EE.UU. se sitúen en el promedio o más arriba, y sean por debajo o del promedio en el Medio Oeste y parte del Pacífico Noroccidental.
Puede haber temperaturas por arriba de la media en el Norte y el Este y por debajo de la media en la zona meridional central.
La “discusión de diagnóstico” , como calificó el Centro de Predicción Climática este informe, está respaldada por la NOAA, el Servicio Meteorológico Nacional y otras instituciones especializadas.