En México, los Estados de Veracruz y Oaxaca, en el sur del país, son los más peligrosos para los reporteros, víctimas de las mafias o de dirigentes políticos locales cuyos actos de corrupción habían denunciado.
En otras épocas, los periodistas podían escapar de esos Estados para refugiarse en regiones “más tranquilas”, pero el asesinato de Rubén Espinosa en la capital, el 31 de julio, “demostró que hoy en día no existe ningún refugio para los periodistas amenazados”, indica RSF.
Espinosa apareció muerto con heridas de tortura junto a cuatro mujeres en un apartamento de la capital mexicana. Había huido del Estado de Veracruz. Su muerte levantó una ola de indignación y puso en evidencia la vulnerabilidad de la profesión en México.
Según RSF, la ley de protección de periodistas aprobada días más tarde en el distrito de México “solo resultará eficaz si se extiende a otros Estados y si recibe medios eficaces de implementación”. Detrás de México, Honduras es el otro país más peligroso para la profesión en América Latina, con 7 reporteros muertos en 2015.
En todo el mundo hay actualmente 54 periodistas tomados como rehenes, contra 40 en 2014, aunque este año hubo menos secuestros que el anterior, precisa RSF.
En total, 787 periodistas fueron abatidos en el mundo desde 2005 durante el ejercicio de su profesión.
La oenegé deplora la falta de implicación de ciertos países para proteger a los periodistas y exige “una reacción que esté a la altura de la emergencia”.
Si se suman a esta lista las “muertes sospechosas”, RSF contabiliza un total 110 reporteros muertos. “Esta preocupante situación es imputable a una violencia deliberada contra los periodistas, y pone en evidencia el fracaso de las iniciativas destinadas a protegerlos”.