Los migrantes, entre los que hay niños y personas en sillas de ruedas, cruzaron uno de los principales puentes sobre el Danubio sin que las fuerzas de seguridad intervinieran.
Hungría, uno de los principales países de tránsito en Europa central, recibió la llegada de otros 3.300 migrantes el jueves, informó el viernes el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
En tanto, cientos de refugiados huyeron este viernes de un centro de acogida en el sur de Hungría, donde estaban internados, informó la prensa húngara.
La policía local estima que unas 300 personas salieron corriendo del centro de R szke, en el extremo sur del país, y se dirigieron hacia la carretera M5, señala el portal de noticias.
Un corresponsal en la zona explicó que parte de los refugiados corrieron hacia un cercano campo, mientras que la policía los perseguía para llevarlos de nuevo al centro de acogida.
La huída tiene que ver con el hostigamiento que empiezan a sufrir de parte de radicales. Un grupo de húngaros arrojó un par de granadas aturdidoras a los refugiados que se encuentran ante la estación de trenes de Budapest Keleti, informaron testigos.
Inmediatamente después de que media docena de cabezas rapadas arrojaran las granadas, se formó una pelea con varios refugiados, que fue dispersada por la Policía, sin que al parecer se registraran heridos ni detenidos.
Los atacantes eran hinchas de fútbol que probablemente acudirán al partido de la selección de Hungría contra la vecina Rumanía esta noche en Budapest, añadieron las fuentes.
Miles de niños migran
Entre la quinta y la cuarta parte de las decenas de miles de refugiados que llegan a Serbia de zonas en conflicto en Oriente Medio y continúan viaje hacia el oeste de Europa son mujeres y niños, muchos de los cuales emigran sin sus padres, según diversas organizaciones que intentan ayudarles.
“Entre 15.280 niños que han pasado por este centro, 4.114 viajaban sin sus padres”, dijo por teléfono el director del Centro de protección de Asilantes de Belgrado, Rados Djurovic.
Aseguró que todos están en malas condiciones higiénicas y muy agotados. Además, muchos padecen de lesiones adquiridas en el largo camino.
“Hay cada vez más bebés debilitados, resfriados, con insolación, diarrea y otros problemas de salud, que podrían agravarse mucho con la llegada de las lluvias y el frío”, advirtió el experto.
Respecto a los menores que viajan sin padres, se trata en su mayoría de adolescentes de alrededor de 15 años de edad.
“En algunos casos, los niños van solos porque en el camino han perdido a sus padres. Luego también hay grupos enteros de adolescentes que partieron de sus aldeas para hallar trabajo en Occidente y enviar dinero a casa”, explicó Djurovic.
Apuntó también a la existencia de redes de trata de personas que, una vez llegados los menores a Alemania u otro país occidental, los obligan a mendigar, robar, o los explotan de otras formas.
“Se trata de un grupo muy vulnerable, meta fácil de traficantes de personas. Los niños que hemos tratado no nos han confesado ser víctimas de traficantes, pero tenemos indicios de que en algunos casos es así” , explicó.
Dragan Rolovic, director del Instituto de la Juventud de Belgrado que mantiene un Centro de alojamiento de extranjeros menores de edad sin acompañamiento de padres, ha tenido recientemente la suerte de poder reunir a tres hermanos afganos con su padre.
“Después de un agotador viaje de seis meses desde Afganistán, esos tres hermanos, de 8, 10 y 12 años, perdieron a sus padres en la frontera macedonio-serbia al irrumpir la policía en la frontera que estaban cruzando. Los refugiados huyeron y se dispersaron y los niños se perdieron”, contó a Efe Rolovic.
La policía halló a los niños, desesperados y asustados, y los llevó al citado instituto, que después de una intensa búsqueda de diez días logró hallar al padre de los niños y reunificar la familia.
Los adolescentes que viajan en grupo, sin padres, suelen tener a alguien que los espera en el país de destino y están bien informados de la ruta que deben usar, explicó.
Pese a ello, Rolovic dijo que también son susceptibles de caer en las redes de trata de personas.
Un total de 106.172 refugiados, mayormente de Siria, Afganistán e Irak, han sido registrados al entrar en Serbia en lo que va de año (hasta el 2 de septiembre) , según la oficina del Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Serbia.
- “Estimamos que casi un mismo número de inmigrantes han entrado también, pero sin ser registrado”, dijo la portavoz de la citada oficina, Mirjana Milenkovic.
La afluencia de refugiados ha ido aumentando de forma casi exponencial desde mayo, cuando se registraban 200 inmigrantes al día, hasta los últimos días, cuando ha llegado a superar 3.000 diarios, según los datos de ACNUR.
Aunque en Serbia existen varios centros de acogida, son pocos los refugiados que permanecen más de tres a cinco días en ellos, pues todos quieren seguir camino a Hungría, y de allí al oeste de Europa.
Pero tanto Djurovic como Rolovic consideran que las crecientes trabas que pone Budapest a las personas que quieren entrar en territorio húngaro, incluidas dos vallas en la frontera, una de metro y medio de altura ya construida, y otra de cuatro metros que se está elevando, podría llevar a que muchos refugiados permanezcan en Serbia por más tiempo del que desean.