Según cálculos del diario Il Corriere della Sera, entre 2 mil a 3 mil personas quedaron sin techo.
Italia amaneció el jueves conmocionada por el nuevo terremoto que sacudió la víspera por segunda vez el centro de la península y empezó a evaluar los graves daños causados y si bien no ocasionó víctimas cientos de personas se niegan a regresar a sus casas por temor de las réplicas.
“Ha sido un milagro que no haya víctimas dado que fue un terremoto potente”, reconoció este jueves el ministro del Interior, Angelino Alfano.
3,000 personas resultaron afectadas porque sus viviendas se destruyeron
150 réplicas del sismo ocurrieron en menos de 24 horas
6.1 y 5.4 fue la intensidad de los dos más fuertes.
Las réplicas, más de 150 fueron registradas en las regiones de Marcas y Umbría, entre ellas una fuerte a las 10H20 local de 4,4 grados de magnitud, tienen a la población de esa zona atemorizada tras haber pasado la noche fuera de casa, muchas de ellas en su propio automóvil.
“El sismo fue muy fuerte, apocalíptico, la gente gritaba en las calles, no había luz. Nuestro pueblo está acabado”, lamentó Marco Rinaldi, el alcalde de Ussita, una pequeña aldea de la región de Las Marcas, situado cerca del epicentro.
Los servicios de protección civil abrieron refugios para centenares de personas que tuvieron que abandonar sus casas tras los dos temblores consecutivos del miércoles de 5,5 y luego 6,1 grados.
Ussita ha sido una de las localidades a 600 metros de altura donde el terremoto se sintió más, aunque los dos temblores se percibieron también en todo el centro de Italia y hasta en Roma, la capital, donde muchas personas salieron corriendo a las calles.
“Esto no termina nunca. Este maldito terremoto no nos deja tranquilos”, lamentan los habitantes de Ussita, entre ellos Bruno, un septuagenario que pasó la noche en su vehículo.
“Los daños son importantes pero por el momento no hay ninguna operación en curso de búsqueda entre los escombros”, reiteraron este jueves los servicios de protección civil en un comunicado.
Según la misma fuente, hay varios heridos leves, varias personas acudieron a urgencias en la región por heridas o desmayos, pero hasta ahora no se registran víctimas bajo los escombros.
Un carabinero indicó por su parte que un hombre de 70 años falleció en Tolentino, cerca de la zona más afectada, probablemente de un ataque al corazón.
“Ahora mismo hay varios helicópteros volando para reconocer la zona con la luz del día y tendremos una idea más precisa de los daños”, añadió el ministro, e indicó que se han desplegado cerca de mil bomberos y 450 vehículos de rescate, entre ellos cuatro helicópteros.
Cascos históricos derruidos
El gobierno dispuso inmediatamente un fondo de 40 millones para la emergencia y el primer ministro Matteo Renzi viajará este mismo jueves a la zona afectada, probablemente a Visso y Camerino, cuyos valiosos cascos históricos resultan gravemente daños y muchos palacios históricos se derrumbaron.
“Esta tragedia hay que afrontarla como en agosto, todos unidos, para reconstruir los pueblos y la comunidad”, declaró el presidente del Senado, Pietro Grasso.
Según Giuliano Pazzaglini, alcalde de Visso, a pocos kilómetros de Ussita, dos tercios de los edificios resultan “inutilizables” .
“Anoche, cuando empezó el segundo terremoto, alcanzamos a salir con mi esposa de la casa justo antes de que se derrumbara”, contó aún impactado Massimo Testa, quien acababa de restaurar un palacio del siglo XV del centro de Visso.
“Mi mujer quedó atónita, estaba rodeada de piedras y rocas. Gracias a Dios estamos vivos. Eso es lo importante”, comentó aún trastornado.
La población se niega a regresar a sus casas pero tampoco quiere vivir en carpas de campaña debido a que ya empezó el otoño, con lluvias y frío.
En otoño e invierno la temperatura en esta región montañosa puede alcanzar los -10°C.
“Hay varios miles de personas desplazadas, la prioridad es darles refugio”, reconoció Cesare Spuri, responsable de la protección civil de Las Marcas.
Los dos temblores del miércoles fueron de 5,5 grados (a las 19H10, 17H10 GMT) y de 6,1 (21H18, 19H18 GMT), según el Instituto Nacional de Geología y Vulcanología (INGV).
El primer temblor salvó probablemente muchas vidas porque la gente huyó de sus casas y ya estaba fuera cuando llegó el segundo, más potente.
Los epicentros de los dos temblores se situaron a pocos kilómetros al norte de la región de Amatrice, la región devastada el 24 de agosto por otro sismo que dejó 300 muertos. También están cerca de L’Aquila, donde en 2009 un terremoto dejó 300 muertos.
Por precaución, las escuelas permanecieron cerradas el jueves. Cincuenta pacientes de varios hospitales fueron evacuados, así como una residencia universitaria y un asilo de ancianos.
También fueron llevados a una prisión de Roma los detenidos del centro de Camerino.
“Estamos vivos porque avisó”
El movimiento sísmico que ha azotado la región italiana de Las Marcas no ha provocado víctimas mortales “porque avisó”, según relató a Efe una vecina de Visso, un devastado municipio próximo al epicentro.
“Estamos vivos porque (el terremoto) avisó y porque a esas horas la gente estaba en la calle o en otros pueblos trabajando”, dijo Quinta, una vecina de Visso que ha perdido su casa y que recordó visiblemente emocionada el momento en que su techo se venía abajo.
La mujer, de avanzada edad, explicó que a partir de las 19.00 horas locales (17.00 GMT) del miércoles comenzó la secuencia de temblores, con hasta cuatro terremotos en las siguientes horas, el mayor de 5,9 grados en la escala de Richter.
El primer temblor, de 5,4 grados, ocurrió a las 19.11 hora local (17.11 GMT) e hizo que la gente se echara a la calle y se refugiara en sus coches y a las 21.18 horas (19.18 GMT) llegó el mayor, de 5,9 grados.
Su marido, Enzo, ve con recelo a los periodistas que han llegado a la zona y les recomienda “traer dinero, no preguntas”.
Pero emocionado recuerda a Efe cómo vivió el terremoto de 1997 y el del pasado 24 de agosto, que azotó esta misma zona aunque, en esa ocasión, el pueblo de Visso salió menos damnificado.
Pero ahora su pueblo se encuentra muy próximo al epicentro del seísmo, junto a otros municipios como Ussita y Castelsantangelo.
“Este ha sido diferente”, comenta con un visible temblor de manos, al tiempo que apura una naranja del menú distribuido por los militares y los miembros de la Cruz Roja en el campamento para evacuados, en el que se alojan entre 250 y 300 personas.
La casa de Quinta y Enzo está inhabitable, como muchas otras de este pueblo de montaña, pero aseguran que su intención es mirar al futuro con esperanza: “Siempre hacia adelante”, declaran.
Por el momento pasarán la noche en las tiendas ubicadas en el campamento, donde el principal temor es el frío, acrecentado conforme pasa la tarde, y por un viento cortante, así como la lluvia, que la pasada noche embarró toda la zona.