En un comunicado, la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), informó este domingo 14 de agosto que en las últimas horas “se incrementaron los niveles de agua en los pozos dos, tres y cuatro de la mina El Pinabete hasta alcanzar 10.44 metros”.
La reducción del nivel de agua al interior de la mina de carbón es el principal objetivo de las autoridades para intentar el rescatar a los 10 trabajadores que permanecen atrapados desde el 3 de agosto.
Ante este escenario, los especialistas del Servicio Geológico Mexicano de la Secretaría de Economía y de la empresa Mimosa diseñan una estrategia para evitar que sigan aumentando, y generar condiciones para rescatar a los mineros.
En tanto, la titular de la CNPC, Laura Velázquez, dijo a los familiares de los mineros que trabajan para su rescate luego de que el sábado pidieran la intervención de rescatistas extranjeros y criticarán la lentitud de los especialistas mexicanos en las labores de rescate.
“Que a los familiares les quede claro que no los vamos a abandonar, ni a ellos ni a los mineros atrapados. Compartimos la angustia que ellos sufren, y sepan que no estamos escatimando ningún recurso para lograr el propósito”, dijo Velázquez.
Destacó que el sistema de Protección Civil en México es uno de los más experimentados del mundo, esto debido a que el país es uno de los más vulnerables a los fenómenos naturales.
Además, les pidió a los familiares “tengan la confianza de que poseemos los conocimientos necesarios y las herramientas para atender la emergencia”.
Velázquez explicó que en la mina El Pinabete se enfrentan a “condiciones extraordinarias” debido a su colindancia, al sur, con la mina Conchas Norte que fue abandonada hace aproximadamente 30 años.
“Durante ese periodo acumuló un volumen muy alto y que será determinado cuando se tenga mayor información”, expuso.
Según registros, a mina Conchas Norte es 100 veces más grande que El Pinabete, ya que ésta comprende 1,8 hectáreas y la de Conchas Norte tiene 180 hectáreas.
El sábado, cuando los mineros cumplieron 10 días atrapados, sus familiares, en conferencia de prensa a las afueras de la mina, pidieron la ayuda e intervención de rescatistas extranjeros y criticaron el actuar de los especialistas mexicanos.
Los familiares dijeron estar “desesperados por lo lento de las maniobras de rescate”.
“Si ellos no pueden, queremos ayuda de otra parte (extranjero)”, expresó una de las esposas de los mineros, quien además exigió una nueva comparecencia en el sitio del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Este domingo, la Iglesia católica mexicana llamó a la industria minera a garantizar las medidas de seguridad y dignidad necesarias para los mineros, quienes, dijo, son parte de los trabajadores olvidados en este país.
“Nos hemos acostumbrado a no exigir el nombre y la dignidad de aquellos hermanos que trabajan en las minas y en otros oficios a los que no solemos mirar”, señaló la Arquidiócesis de México en su editorial del semanario “Desde la fe” de este día.
El derrumbe reactivó la polémica en México por la actuación de las mineras en la región carbonífera, donde se han registrado más de 100 muertes de personas dedicadas a la minería, de acuerdo con la Familia Pasta de Conchos, que agrupa a familiares de fallecidos en el derrumbe de 2006 en la mina de ese nombre.