Dijo que terminó la relación cuando supo que alguien intentaba vender la historia a un periódico sensacionalista.
Ninguna ley se violó y el Gobierno apoya a Whittingdale al argumentar que tiene derecho a una vida privada.
“Ésta es una historia vieja que en su momento fue un poco vergonzosa”, dijo Whittingdale en un comunicado.
“Los eventos ocurrieron mucho antes de que ocupara mi puesto actual y nunca han influido en las decisiones que he tomado como secretario”.
Ninguno de los sensacionalistas diarios británicos publicó la historia de la vida sexual de Whittingdale, aunque varios investigaron.
La historia resurgió esta semana en internet y en el diario satírico Private Eye, que cuestionó porqué ningún periódico consideró que valía le pena publicarlo.
Los críticos del gobierno dijeron que los periódicos pudieron haber utilizado la información de la relación para ejercer influencia sobre Whittingdale, quien se ha resistido a las peticiones de regulaciones más estrictas para la Prensa luego del escándalo de los tabloides relacionado con los teléfonos intervenidos.
El legislador del Partido Laborista Chris Bryant dijo que parecía que “la prensa deliberadamente sostenía la espada de Damocles sobre Whittingdale”.
Cuando sucedió el incidente Whittingdale era presidente del Comité de Cultura, Prensa y Deporte del Parlamento, que investigó la ética de los medios, incluso el espionaje de correos de voz de teléfonos de celebridades y gente pública.
La vocera de cultura laboral, Maria Eagle, dijo que Whittingdale “ahora debe recusarse de cualquier toma de decisión” sobre la regulación de la Prensa “para aliviar preocupaciones de las percepciones de cualquier influencia injustificada”.
Cuando sucedió el incidente Whittingdale era presidente del Comité de Cultura, Prensa y Deporte del Parlamento, que investigó la ética de los medios, incluso el espionaje de correos de voz de teléfonos de celebridades y gente pública.
A algunos observadores de medios les cuesta creer que los tabloides británicos dejaran pasar una historia con sexo y política, dos de sus temas favoritos. Pero Bob Satchwell, director ejecutivo de Sociedad de Editores, dijo que no cree que los editores de los diarios confabularon para ocultar la historia.