De los presos muertos, siete fueron decapitados y otros seis quemados tras una rebelión ya sofocada en la Penitenciaria Agrícola de Monte Cristo en Boa Vista, la capital de Roraima (un estado limítrofe con Venezuela), declaró al portal de noticias G1 un capitán del Batallón de Operaciones Especiales de la policía (Bope).
El secretario de Justicia y Ciudadanía de Roraima, Uziel Castro, informó que unos cien familiares de los detenidos habían sido tomados como rehenes en los enfrentamientos que ocurrieron por la tarde, durante el horario de visita.
Los amotinados exigían la presencia de una jueza de un tribunal penal, pero efectivos del Bope ingresaron al recinto, liberaron a los rehenes y controlaron la rebelión hacia el anochecer.
“Todos los rehenes ya fueron liberados”, declaró el secretario citado por G1, quien explicó que la gran mayoría eran mujeres.
Los choques comenzaron cuando presos de un pabellón invadieron otra de las alas de esta cárcel, la mayor de Boa Vista, que está a unos 3.400 km de Rio de Janeiro.
Los presos estaban armados con cuchillos y trozos de madera, relató al portal la esposa de uno de los presos, que estaba dentro de la cárcel cuando se inició la pelea.
Joana Moura, presidenta del sindicato de agentes penitenciarios de Roraima, dijo al diario local Folha de Boa Vista que este incidente “es reflejo del desinterés del gobierno del estado hacia este tema porque no hay equipos de seguridad, el personal es insuficiente para prestar servicio y los agentes están trabajando por encima de su límite”.
El diario informó también que equipos del Servicio Médico Legal estaban en la cárcel para retirar los cuerpos.
La AFP intentó tomar contacto con la policía y el gobierno de Roraima, sin obtener respuesta hasta el momento.
Mueren ocho reos en otro motín
Al menos ocho presos murieron en la madrugada del lunes también en una disputa entre bandas rivales.
Los ocho internos murieron asfixiados por la humareda provocada por un incendio en la Penitenciaria Regional Enio dos Santos Pinheiro de la ciudad de Porto Velho, capital de Rondonia.
Otros dos presos fueron trasladados a un hospital de Porto Velho con síntomas de asfixia por inhalación del humo.
Según versiones no confirmadas por la Policía, el motín en el que fueron destruidas varias celdas fue provocado por la llegada por transferencia a la penitenciaria de un preso que admitía públicamente ser líder de una organización criminal rival de la que domina el centro carcelario.
La prisión fue tomada por la Policía Militarizada de Rondonia al amanecer, luego de que los amotinados, que tenían pedazos de madera, varillas y armas cortopunzantes, intentaran una fuga masiva.
De acuerdo con la dirección de la Policía Civil de Rondonia, las muertes fueron resultado de una disputa entre miembros de los llamados Comando Vermelho (Comando Rojo), una organización criminal con su base principal en Río de Janeiro, y del Primer Comando de la Capital (PCC), una mafia liderada por presos en Sao Paulo.
“El incidente comenzó en la madrugada cuando los dos grupos comenzaron a pelear y uno de los bandos incendió colchones y otros objetos frente a la celda en la que estaban encerradas las ocho víctimas”, relató el director del presidio, Jobson Bandeira.
El director de la penitenciaria en Rondonia no descarta que la disputa entre presos está relacionada con la que protagonizaron el domingo las mismas organizaciones criminales y que dejó 25 muertos en un presidio en la distante Roraima, estado amazónico brasileño en la frontera con Venezuela y Guayana.
Son muy frecuentes los motines o enfrentamientos dentro de los presidios en Brasil, donde la población carcelaria era de 622 mil personas a fines de 2014, de acuerdo con un estudio del Ministerio de Justicia, que detalla que la mayoría de los presos son jóvenes negros.
Es la cuarta mayor población penal del mundo detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según el documento.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos han alertado varias veces sobre las deplorables condiciones de los presidios en Brasil.
A fines de mayo 14 reclusos murieron en cárceles de Ceará, en el noreste, lo que llevó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a manifestar su preocupación por la violencia reiterada en las prisiones de ese estado.
Brasil debe implementar medidas estructurales para combatir ese problema, dijo la CIDH, que también contemplen el desarme de los reclusos, el freno a la introducción de armas a las prisiones y a la acción de grupos delictivos dentro de los centros.
A fines de septiembre, unos 200 presos escaparon tras un motín del también sobrepoblado penal de Jardinopolis, en el estado de Sao Paulo.