Desde comienzos de este año, más de 430 mil personas, sobre todo sirios, han atravesado el mar Mediterráneo con la esperanza de alcanzar Europa, huyendo de la pobreza o los violentos conflictos. Casi 2.800 murieron en el intento, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) .
“He identificado dos islas en Grecia (…) actualmente estoy en contacto con sus propietarios. Estamos dispuestos a negociar con estos últimos con la condición de que Grecia dé su autorización para acoger al mayor número posible de refugiados” , declaró Sawiris este lunes en un comunicado en Twitter.
“Esperamos la luz verde de Grecia para lanzar las gestiones administrativas en vista de la llegada de refugiados” , añadió.
Sawiris también dijo que se reunirá con respresentantes del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para discutir sobre posibles formas de cooperación.
Además, destacó que una de las islas se llamaría Aylan, en referencia al niño sirio ahogado en el mar y cuyo cadáver fue arrastrado hasta las arenasa de una playa en Turquía, algo que conmovió a todo el mundo.
Refuerzan controles fronterizos
Migrantes en los atestados cruces fronterizos de Hungría con Austria y Serbia se enfrentan a la incertidumbre el lunes mientras varios países de la Unión Europea refuerzan los controles fronterizos en un precedente que podría acabar con el principio de libre movimiento entre la mayoría de sus naciones.
Mientras la policía húngara patullaba su frontera a caballo y trabajadores desenroscan el alambre de púas que permitirá terminar la valla fronteriza, Austria, Holanda, República Checa y Eslovaquia se apresuraron el lunes a copiar a Alemania al anunciar el endurecimiento de los controles fronterizos.
Estos esfuerzos significan puntos de presión mientras el flujo de personas que huye de la violencia en sus países y cruza por los Balcanes no da señales abatimiento.
“íRápido! íNos están dejando entrar!” , alguien gritó el árabe en un puesto de control cerca de Roszke, Hungría, mientras la policía cerró unas vías de tren por donde miles ingresaron al país y subían a los inmigrantes en autobuses.
En otras partes, hubo cuellos de botella en el pueblo fronterizo austriaco de Nickelsdorf, donde un portavoz de la policía informó que un camino principal tuvo que ser cerrado porque hasta 10.000 migrantes estaban cruzando desde Hungría. Las revisiones fronterizas en Alemania también causaron congestiones vehiculares de hasta 20 kilómetros (12 millas) de largo en las carreteras de Austria.
El vicecanciller alemán Sigmar Gabriel defendió los nuevos controles diciendo que no estaban diseñados para mantener lejos de Alemania a las personas que huyen de su país, sino para tener un flujo más ordenado de personas. En una carta enviada a su Partido Socialdemócrata, también predijo que podrían llegar a Alemania hasta 1 millón de solicitantes de asilo este año y pidió que otras naciones de la UE hagan más por ayudar.