Su hija detenida se llama Emili, una joven mujer de 23 años que estudió para cocinera. Su talento le abrió puertas fuera de las fronteras salvadoreñas y pudo trabajar en los Estados Unidos.
Con la llegada de la pandemia las oportunidades de trabajo terminaron, y la joven tuvo que buscar trabajo en El Salvador, sin prestaciones ni un sueldo amplio, pero podía seguir adelante, recordó Luisa al hablar del camino profesional de su hija.
En 2021, poco a poco las oportunidades volvieron a tocar a sus puertas y pudo regresar a su trabajo en el Extranjero. Tramitó su pasaporte y su visa. Aunque tuvo complicaciones económicas por los trámites, gracias a amigos que les prestaron algunos dólares pudieron cumplir con el papeleo.
Emili regresó a finales del año 2022 a El Salvador. Salió de paseo con una de sus amigas, subió algunas fotografías en sus redes sociales, sin saber que sería una de esas fotos las que serían usadas para que la tacharan de pandillera.
“El que nada debe nada teme”, dijo Luisa, al mencionar cómo la foto de su hija se volvió viral en las redes. Incluso amigos y conocidos de ella le alertaban de haber visto su imagen y mensajes ofensivos que la tachaban como una marera.
La joven no anda en malos pasos, dijo su mamá, quien además enfatizó en todo el trabajo que le costó a Emili conseguir un empleo y seguir adelante, pero Luisa reconoce que su hija “fue alcanzada por el régimen de excepción”.
“Si usted se puede ir, váyase”
La publicación contra Emili se hizo el 17 de enero del 2023 y buscaron apoyo de las autoridades, incluso fueron a la procuraduría de El Salvador a buscar apoyo, pero no obtuvieron mayor cosa, recuerda.
“Si usted se puede ir, váyase”, le dijo una oficial a Luisa, quien no pudo hacer nada para limpiar el nombre de su hija. “Desafortunadamente, el 17 de enero de 2023 hicieron una publicación en redes sociales donde acusaban a mis hijas que eran pandilleras, que recogían rentas, que eran mujeres de pandilleros”.
Ella menciona que su hija sí tiene algunos tatuajes, pero que los mismos son “artísticos”, pero ahora en El Salvador algo tan común como un tatuaje es catalogado por las autoridades como sinónimo de delincuencia, dijo.
“Dios sabe que eso es mentira”, pero a pesar de que no había ninguna denuncia formal contra la joven, esos mensajes virales pesaron para las autoridades. “Vale más una mentira, una denuncia ciudadana anónima”, asegura.
Esa misma noche un grupo de soldados llegó a la casa de Luisa, recuerda que eran ya pasadas de las 23 horas, “cuando yo sentí ya estaban adentro” y les tomaron foto, enfocándose en los tatuajes de la joven, recuerda.
En esa ocasión Luisa recuerda que uno de los soldados hizo una llamada en altavoz y el mensaje le dio un poco de paz, “no tienen nada”, dijo la voz de hombre.
Pero esa calma duró poco o nada, porque el 19 de enero nuevamente un grupo de soldados llegó a su casa y pretendía llevarse no solamente a Emili, sino también a su otra hermana.
La joven estaba en paños menores siendo fotografiada por los agentes quienes, según Luisa, buscaban los mejores ángulos para mostrar los tatuajes que su hija tiene plasmados en el cuerpo.
Incluso uno de los soldados le dijo algo a Luisa que al día de hoy la mantiene confundida: “Esto es nuestro trabajo y son órdenes de arriba (…) usted tenía que haberse ido de acá con sus hijas”. La angustiada madre no sabe si lo mejor fue quedarse en casa o si tendría que haberse puesto a huir con sus hijas.
Votaron por Bukele
Desde su detención, Luisa no ha podido ver a su hija, tan solo envía encomiendas a un penal, pero nadie se la muestra, ni siquiera puede tener una conversación telefónica para saber si está bien, o incluso si sigue con vida.
“El régimen de excepción lo prohíbe, aunque sean personas inocentes los tratan como unos delincuentes”, dijo Luisa.
La madre se siente frustrada, incluso al día de hoy, asegura que llaman a su casa desde los Estados Unidos para hacerle ofertas de empleo a su hija, por ser responsable y talentosa en su trabajo.
Emili cuando pudo votar por primera vez lo hizo por Nayib Bukele, el actual presidente de El Salvador que ha impuesto un control contra las pandillas, que han llevado a la detención de Emilia a pesar de ser inocente, dice la preocupada madre.
“Mi esposo, ella y yo le dimos el voto a Nayib Bukele porque creíamos en las propuestas que él tenía”, pero ahora la situación es otra, dijo Luisa,“nosotros tenemos una asamblea que no ve por su pueblo”.
Incluso al día de hoy ella está clara que su voto no es para Bukele, “una vez pasa el ciego, no tantas veces”.
Aunque muchos alaben al presidente de El Salvador, para Luisa no es más que un tirano “lo que tiene es sed de poder, sed de fama”, y asegura que nadie estará en paz con un presidente igual que él, “no sueñen con un presidente como Bukele porque no saben lo que piden”.