El demócrata insistió en que la ciudad “se enfrenta a una crisis humanitaria como ninguna otra antes” y que “miles continúan llegando cada semana”.
Señaló que este flujo ha llevado a su administración a abrir cerca de 170 puntos de emergencia (hoteles y albergues, principalmente) para proveer a los inmigrantes con albergue temporal y reiteró que sin ayuda del Gobierno federal y una estrategia para trasladarlos a otros lugares a través del país, “no podemos seguir tratando a los solicitantes de asilo con la dignidad y la compasión que merecen”.
“Los nuevos centros ayudarán a aliviar algo de presión sobre un sistema que llega a su límite” mientras la ciudad continúa trabajando con socios para identificar otros refugios, señaló el comisionado de la Oficina de Manejo de Emergencias, Zach Izcol.
El flujo de la ciudad ha llevado a que la ciudad optara por enviar a inmigrantes a hoteles al norte del estado, donde ha encontrado resistencia, y poner en marcha una iniciativa con iglesias protestantes y alguna musulmana para que hasta mil hombres puedan dormir en las casas de oración.
Mientras, está en espera de una decisión de la Corte Suprema de Manhattan a la que pidió que se deje sin efecto temporalmente -por falta de recursos económicos- una orden de la corte de hace 40 años que le obliga a dar alojamiento a quien lo solicite. En caso de que la corte apoyara la petición de la alcaldía, no está claro cuál puede ser el destino inmediato de los que sigan llegando.