De su lado, la exsecretaria de Estado Clinton obtenía 60.5% de los votos contra 39.5% de su rival Bernie Sanders, senador de Vermont (noreste), escrutados el 44% de los sufragios, según las mismas fuentes.
El estado de Nueva York es el que más delegados atribuye a la convención nacional después de California (oeste), cuyas primarias tendrán lugar en junio. En la primaria demócrata había 291 delegados en juego, y 95 entre los republicanos.
Un total de 5.8 millones de electores demócratas y 2.7 millones de republicanos estaban inscritos para votar en estas primarias “cerradas”, en las que los independientes no podían participar si no se habían registrado con seis meses de anticipación.
Clinton, de 68 años y senadora de Nueva York durante entre 2001 y 2009, buscaba dar un golpe de autoridad para encaminarse a la nominación demócrata.
De 74 años y oriundo de Brooklyn (sudeste de Nueva York), Sanders necesitaba un buen resultado, al menos una derrota digna, para mantener vivas sus esperanzas de llegar a la Casa Blanca.
“Me siento muy bien, adoro Nueva York”, dijo Clinton al votar por la mañana en el suburbio Chappaqua, al norte de la Gran Manzana.
De su lado, Sanders, autodenominado “socialista democrático”, eligió hacer campaña el martes por la noche en el vecino estado de Pensilvania.
Antes de las primarias de Nueva York, Clinton aventajaba a Sanders con mil 790 delegados contra mil 113. Se requieren dos mil 383 delegados para obtener la nominación en la convención demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre.
Republicanos por un outsider
“Voté por Hillary Clinton porque es la más calificada. Me gusta Bernie Sanders, adoro su energía y su pasión, y algunas de sus ideas, pero no estoy seguro de que pueda afrontar nuestra realidad política”, indicó Carlos Ríos, un responsable de recursos humanos, al salir de un centro de votación en Chelsea, en Manhattan.
En cambio, David Fields, un afroestadounidense que trabaja en publicidad, votó por el senador. “Necesitamos un cambio. Me gusta su discurso, es sincero”, aseguró.
De su lado, el magnate republicano Donald Trump, de 69 años, obtenía un contundente triunfo que a su entender marcaba el fin de la contienda en ese partido.
“No queda ya mucha carrera basado en lo que estoy viendo en la televisión. El senador Cruz está matemáticamente eliminado”, afirmó al declararse vencedor en un acto por la noche.
Antes de las primarias de Nueva York, Trump, que hizo su fortuna sobre todo en el sector inmobiliario en la Gran Manzana, contaba con algo menos de 750 delegados, unos 200 más que Cruz.
Trump votó cerca de la lujosa torre que lleva su nombre y en la que vive en Manhattan.
Casi dos tercios de los electores republicanos (64%) en el estado declararon que preferían un candidato que no perteneciese al establishment, según una encuesta de CNN a pie de urna que reforzaría a Trump.
En el Partido Republicano un candidato precisa mil 237 delegados para asegurarse la nominación en la convención de julio, por lo que Trump está aún lejos de ese número mágico.
En caso de que ningún candidato obtenga la mayoría de delegados requerida, la convención quedará abierta y no se vería obligada a nominar a Trump.
Las primarias neoyorquinas se vieron salpicadas por presuntas irregularidades, y tres horas antes del cierre de la votación el alcalde Bill de Blasio informó de “numerosos errores” en las listas electorales en Brooklyn.