“Los cubanos que traten de ingresar al país ilegalmente y que no califiquen para alivio humanitario estarán sujetos a remoción, de acuerdo con las leyes y prioridades de Estados Unidos”, expresó el presidente Barack Obama en una nota divulgada por la Casa Blanca.
Esa política, apuntó el presidente, “fue diseñada para una era diferente”.
El gobierno cubano consideró en una declaración oficial que el anuncio de Washington es “un importante paso de avance en las relaciones bilaterales”, pero apuntó que “será necesario también que el Congreso estadounidense derogue la Ley de Ajuste Cubano de 1966”.
Este anuncio ocurre apenas una semana antes que Obama pase el mando presidencial al republicano Donald Trump, quien ya dejó claro que pretende retomar una línea más firme con relación a Cuba.
Al mismo tiempo, Estados Unidos dejó sin efecto un programa especial que permitía a médicos cubanos solicitar asilo a las autoridades estadounidenses en cualquier país del mundo.
No obstante, la Ley del Ajuste Cubano, de 1966 y que establece un trámite acelerado para otorgar la residencia a ciudadanos cubanos, “permanece en efecto”, explicó en una nota el secretario de Seguridad Interna (DHS), Jeh Johnson.
De esa forma, los cubanos que ingresen a Estados Unidos legalmente y con cualquier visa podrán beneficiarse de un proceso acelerado para obtener la residencia, pero los que no tengan visa serán devueltos a su país.
Aquellos cubanos que ya tengan un proceso de regularización en marcha podrán continuar los trámites, pero el sistema ya no aceptará mas solicitudes de residencia al abrigo de esta política.
El gobierno de La Habana había reclamado a Washington tomar este tipo de medida para cortar el flujo masivo de ciudadanos cubanos que intentan llegar a Estados Unidos.
Tan bienvenidos como los otros
Obama destacó que Estados Unidos “se ha enriquecido” con la contribución de los cubano-estadounidenses “por más de un siglo”.
“Con estos cambios, continuaremos dando la bienvenida a cubanos en la misma forma en que damos la bienvenida a inmigrantes de otras naciones, en línea con nuestras leyes”, apuntó el presidente.
La aplicación efectiva de la política de 'pies secos y pies mojados' y el programa específico para médicos cubanos estaban en manos del DHS.
“Pies secos y pies mojados” era el resultado de una modificación introducida en 1995 a la Ley de Ajuste Cubano, originalmente adoptada por Estados Unidos en medio del conflicto ideológico de la Guerra Fría.
En virtud de esa ley, los cubanos llegados a Estados Unidos pasaban a ser candidatos para la residencia permanente apenas un año después de su arribo, en una criticada excepción a la legislación general sobre los visados para los migrantes.
Con la modificación de 1995, impulsada por el entonces presidente, Bill Clinton, los cubanos interceptados en el mar por la Guardia Costera eran devueltos a su país, pero aquellos que lograban alcanzar tierra firme en territorio estadounidense aún podían beneficiarse de la ley.
Medida difícil de revertir
En una conferencia telefónica, el asesor especial de Obama para Seguridad Nacional, Ben Rhodes, explicó que el anuncio sobre el fin de la política ocurre ahora porque habían “estado negociando de forma secuencial” con su contraparte cubana.
Además, dijo Rhodes, “se verificó un aumento de la inmigración de ciudadanos cubanos” desde que los dos países restablecieron sus relaciones diplomáticas, a mediados del 2015.
Como parte de esta negociación, apuntó Rhodes, “Cuba se ha comprometido a aceptar de retorno a las personas” que no sean aceptadas en Estados Unidos.
El experto Geoff Thale, de la entidad Washington Office on Latin America (WOLA), dijo que “va a ser muy difícil para el presidente Trump revertir esa decisión, porque tiene mucho más en común con su política antiimigrante”.
Ya que el país no concede permisos de entrada al país “por razones económicas o de violencia a otras nacionalidades, parece un poco injusto dar esa preferencia a Cuba”.
En tanto, Kunal Parker, profesor de Derecho en la Universidad de Miami, señaló que el gobierno “propone abandonar esa política de forma que uno solamente puede entrar a Estados Unidos desde Cuba si tiene una visa. De forma que es necesario usar un canal legal”.
El futuro presidente republicano sugirió que podrá revertir el nuevo rumbo de la política estadounidense hacia Cuba, en caso de que la isla no implemente reformas políticas o en materia de derechos humanos.
El restablecimiento completo de las relaciones bilaterales deberá incluir el desmonte del enmarañado legal del embargo estadounidense a Cuba, tarea que, por tratar de medidas codificadas en ley, corresponde al Congreso.
Con las dos Cámaras del Congreso estadounidense controladas por el partido Republicano, ese escenario no parece probable en el mediano plazo.