“Aquí los esperamos”
El dirigente de la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos (ANPDH) de Masaya, Danilo Martínez, denunció que la ciudad “está asediada por una fuerza de más de mil hombres paramilitares, policías y armamento pesado”.
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“Aquí los esperamos en Monimbó, no tengo miedo. Pasé las guerras civiles de los 70 y los 80. Estamos en resistencia porque queremos la patria libre. El régimen de Daniel ha matado, ha golpeado a sacerdotes”, dijo a la AFP María González, de 78 años, quien vendía mamones junto a una barricada.
La situación en Nicaragua es crítica, según expuso este miércoles en Washington la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ante el consejo permanente de la OEA, que cifró en 264 las muertes en la ola de violencia desatada durante casi tres meses de protestas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, está “profundamente preocupado por los continuos actos de violencia en Nicaragua y su intensificación”, según la cuenta de Twitter de Naciones Unidas.
La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -de la sociedad civil- llamó a la denominada marcha “Juntos somos un volcán” para este jueves y a un paro nacional el viernes, el segundo durante la crisis.
“Queremos instar a Nicaragua y hacer un llamado a garantizar las protestas pacíficas y de las manifestaciones que siguen, así como la seguridad e integridad de todas las personas”, dijo el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrao, sobre la situación en Nicaragua.
El canciller de Nicaragua, Denis Moncada, calificó el informe de la CIDH de “prejuicioso y carente de objetividad”. “No puede confundirse una protesta pacífica con actos terroristas”, sostuvo.
Uso de armas de guerra
La ANPDH exigió este miércoles al ejercito investigar denuncias de uso de armas de alto calibre como lanzagranadas RPG7 y ametralladoras .30 por parte de grupos armados ilegales que actúan con la Policía en la “operación limpieza” y para reprimir las protestas.
Existen “evidencias por denuncias de la ciudadanía de utilización de armas de guerra de alto calibre y granadas de demolición de uso exclusivo del ejército” en algunas ciudades, dijo el secretario de ANPDH, Alvaro Leiva.
El Ejército de Nicaragua afirmó el martes que tiene “control absoluto” de su arsenal y negó cualquier involucramiento en actos de represión a manifestantes.
Las manifestaciones contra el gobierno iniciaron el 18 de abril contra una fallida reforma al sistema de pensiones, pero tras la represión se extendió a la exigencia de salida del poder de Ortega, que lleva 11 años consecutivos en el gobierno y a quien acusan de instaurar una dictadura junto con su esposa, Rosario Murillo.
A fin de encontrar una salida a la crisis, la Iglesia propuso adelantar los comicios del 2021 al 2019 en la mesa de negociación entre el gobierno y la Alianza Cívica. Pero el sábado, el mandatario, de 72 años, descartó anticipar los comicios.
Tras esas declaraciones y una violenta incursión el domingo en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo, que dejó una veintena de muertos, la Iglesia puso en duda la continuidad el diálogo.
Pero el martes decidió seguir como mediadora de las conversaciones, incluso luego de una agresión que sufrieron el lunes obispos y sacerdotes en la irrupción de grupos progubernamentales en templos católicos de Diriamba y Jinotepe.
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