¿Qué pasó?
De las 16 embajadas, 12 pertenecían a países latinoamericanos: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Las otras cuatro se correspondían con tres países africanos -Costa de Marfil, Zaire (la actual República Democrática del Congo) y Kenia- y uno europeo: Países Bajos, considerado entonces como el principal aliado de Israel en el Viejo Continente.
Dos grandes hechos detonaron la movilización de embajadas. El primero, en 1972, y el segundo en 1980.
Entre abril de 1972 y noviembre de 1973, 26 países africanos, entre los que se incluian Costa de Marfil, Zaire y Kenia, rompieron relaciones diplomáticas con Israel en solidaridad con los países árabes que denunciaban la ocupación de sus territorios, y cerraron sus embajadas en Jerusalén. Años después volverían a abrir sus consulados, pero en Tel Aviv.
El segundo hecho se suscitó en agosto de 1980. El parlamento israelí aprobó una ley de rango constitucional, mediante la cual se declaraba que “Jerusalén, completa y unida, es la capital de Israel”.
La legislación generó una fuerte respuesta por parte de la comunidad internacional e incluso fue motivo de disputa entre los gobiernos de Israel y de Estados Unidos.
El 20 de agosto de 1980, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 478. En dicho documento se “censura en los términos más enérgicos” esa ley y se acuerda “no reconocerla”, y tampoco otras acciones que, como resultado de esa norma, “busquen alterar el carácter y estatus de Jerusalén”.
Además, el texto llamaba a “aquellos estados que han establecido misiones diplomáticas en Jerusalén a retirar esas misiones de la Ciudad Santa”.
Es a esta resolución a la que se refiere la OLP al denunciar la ilegalidad de trasladar a Jerusalén.
Pese a que no era vinculante la resolución, todos los países obedecieron y retiraron sus misiones de dicho país.
Las últimas dos embajadas en Jerusalén fueron las de Costa Rica y El Salvador, que se retiraron en 2006 a Tel Aviv.