Otra paciente le dedicó una delicadísima interpretación del Ave Maria, tras la cual el papa, visiblemente conmovido, le dio un beso y la bendijo.
El papa fue saludando a los niños de beso o con una caricia en sus cabezas a los más mayores, o parándose a hablar con ellos.
Algunos llevaban mascarillas, otros posaban para hacerse un autoretrato con el pontífice, que accedía a todas las peticiones.
En su mensaje a los pequeños y después de agradecer el trabajo que hacen en el hospital, subrayó la importancia de la “cariñoterapia” junto con las medicinas para sanar a los niños.
Es “tan importante la cariñoterapia, tan importante… A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse”, dijo. La mayor parte de su visita al hospital el domingo por la tarde fue televisada pero también ingresó a una zona privada de niños más enfermos para estar con ellos en la intimidad.
Durante la vista se hizo acopañar de la esposa del presidente, Angélica Rivera, que se tomó el tiempo para ofrecer unas palabras de agradecimiento al papa Francisco.
La visita duró un poco más de una hora, después de la cual el Vicario de Cristo se retiró en un automóvil cubierto, ya no en el papamóvil como estaba previsto, y saludó de nuevo a miles de mexicanos que se apostaron sobre las calles donde transitó el Papa.
Al llegar a la Nunciatura Apostólica el Vicario de Cristo descendió del vehículo y saliéndose del protocolo saludó a los feligreses y a algunos enfermos. Después tomó un micrófono y bendijo a la concurrencia.
El miercoles, el Pontífice visitará Chiapas donde oficiará una misa y visitará la catedral de San Cristóbal de las Casas, por la tarde se trasladará de nuevo a la Ciudad de México, para que el martes viaje a Michoacán.