Su visita a seis ciudades de México, un país de unos 120 millones de habitantes, abarcará desde las verdes montañas de Chiapas en el sur hasta la orilla polvorosa y supervigilada del Río Bravo en el norte, entre el 12 y el 17 de febrero.
“El México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los carteles, no es el México que quiere nuestra Madre”, afirmó el Papa Jorge Mario Bergoglio.
“Ustedes están viviendo su pedacito de guerra”, dijo Francisco dirigiéndose a un país golpeado por más de 100.000 asesinatos y miles de desapariciones en la última década a causa de la violencia del narcotráfico y la corrupción policial.
“El Papa seguramente tendrá una palabra de consuelo, de ánimo, de esperanza y, por qué no, también de exigencia”, dijo el presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, Eugenio Lira.
Una “valla de luz” de 19 kilómetros, con gente en la calle iluminando su paso con linternas y teléfonos celulares, acompañará al papa en su primer recorrido desde el aeropuerto de Ciudad de México hasta la Nunciatura apostólica la tarde-noche del viernes.
Antes será recibido en la terminal aérea por el presidente Enrique Peña Nieto. La ceremonia oficial se hará el sábado en el Palacio Nacional, sede del Gobierno, donde ningún otro papa fue recibido en seis visitas anteriores.
Francisco abrirá la parte apostólica de su visita en la Basílica de Guadalupe de Ciudad de México, el mayor centro de fe de los mexicanos. Luego visitará el empobrecido suburbio de Ecatepec, donde celebrará la misa más multitudinaria de su viaje, ante unas 300.000 personas, en un espacio abierto.
También irá a San Cristóbal de las Casas y a Tuxtla Gutiérrez en el estado sureño de Chiapas, en el cual irrumpió en 1994 la guerrilla zapatista liderada por el “subcomandante Marcos” para reclamar mejores condiciones de vida para los pueblos indios.
En San Cristóbal su misa estará dedicada a los indígenas y será muy simbólica la visita que hará en la catedral a la tumba del obispo Samuel Ruiz (1924-2011), impulsor de una evangelización autóctona y progresista.
Francisco estará también en Morelia, la capital del estado de Michoacán, en el oeste de ese país, para encuentros con religiosos y con jóvenes. Es una región de cárteles, extorsiones y violencia y de civiles organizados en milicias armadas de autodefensa.
El cierre de su viaje será en la frontera, en Ciudad Juárez, que llegó a ser la ciudad más violenta del mundo.
Visitará una cárcel y oficiará misa a unos metros de las vallas que frenan el paso de decenas de miles de inmigrantes, sobre todo mexicanos y centroamericanos, en su anhelo por cruzar a Estados Unidos.
En plena contienda en Estados Unidos por las precandidaturas presidenciales con discurso antimigrante, Francisco reunirá a más de 200 mil personas en una misa binacional seguida también por fieles desde la vecina ciudad de El Paso, Texas.
Aunque numerosos grupos de víctimas de la violencia han pedido audiencias privadas, entre ellos los familiares de 43 estudiantes desaparecidos, sólo está prevista su presencia como invitados en la misa de Juárez.
México es el segundo país con más católicos en el mundo después de Brasil con un porcentaje del 83,7 por ciento y una tendencia a la baja desde hace varias décadas.
El viaje será el séptimo de un pontífice a México y el número 12 de Francisco fuera de Italia. Antes estuvo ya en otras naciones latinoamericanas: Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Cuba.
Francisco agregó hace unos días una escala antes de su visita. Irá primero a La Habana, donde tendrá una cita histórica con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kirill.
Cada vez que un papa viaja a México los mariachis le cantan a las puertas de la Nunciatura y el papamóvil avanza entre multitudes volcadas a las calles.
Pero Francisco no hará la visita “por los papelitos de colores o la retórica estéril”, escribió el semanario “Desde la Fe” de la Archidiócesis de México, sino que “estará en lugares violentos, pobres y miserables”. La Iglesia advirtió, sin embargo, que no llegará “con la varita mágica”.
Temas principales de su viaje:
En su visita a México el papa Francisco se reunirá con indígenas en el estado sureño de Chiapas, oficiará misa con migrantes en la frontera con Estados Unidos y tendrá encuentros con familias y jóvenes.
Indígenas:
En Chiapas, donde una tercera parte de la población es indígena, pobre y marginada, Francisco celebrará una misa llena de simbolismo en San Cristóbal de las Casas.
Las lecturas y el salmo se harán en lenguas como el ch'ol y el tseltal, el padrenuestro se cantará en tsotsil, la vestimenta litúrgica y el altar tendrán motivos autóctonos y familias indígenas llevarán las ofrendas. El papa, además, comerá en privado con ocho indígenas, entre ellos un sacerdote, un seminarista y un diácono permanente con su esposa.
Violencia:
Francisco visitará Morelia y Ciudad Juárez, dos sitios que sufrieron la violencia del narcotráfico. En Juárez, que llegó a ser la ciudad con más asesinatos en el mundo, visitará una cárcel que hace unos años sufrió motines y sangrientas riñas entre presos.
Más de cien mil personas fueron asesinadas en México en la última década en el contexto de la lucha antidrogas. Además hay unas 25 mil personas en paradero desconocido, muchas como víctimas de grupos criminales o de desaparición forzada. Familiares de desaparecidos pidieron una audiencia privada a Francisco, pero no está contemplado en la agenda.
Niñez:
El Papa, que ha condenado la pederastia clerical y tomó medidas para sancionarla, visitará un hospital infantil en Ciudad de México y será recibido por un coro de niños en la Catedral de Morelia, donde tendrá un encuentro con sacerdotes, religiosas y seminaristas.
En Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, congregará a familias en un estadio y en Morelia se reunirá con jóvenes. Hace unos años la Iglesia mexicana se vio sacudida por un escándalo de pederastia y doble vida del sacerdote Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo. México tiene 120 millones de habitantes con una edad media de 27 años.
Migración:
Tanto Chiapas como Ciudad Juárez son tierra de paso hacia Estados Unidos de decenas de miles de migrantes cada año, la mayoría centroamericanos.
Con frecuencia son víctimas de secuestros y extorsiones. Los que logran cruzar viven luego en Estados Unidos bajo el miedo a la deportación.
Francisco celebrará una misa al aire libre en Juárez a unos metros de la frontera.
Su mensaje, dirigido a los migrantes y las víctimas de la violencia, será seguido también por fieles desde el otro lado de la línea limitrofe en El Paso, Texas, y se transmitirá en pantallas gigantes en el Estadio Sun Bowl de esa ciudad.
En Estados Unidos hay unos 5.6 millones de inmigrantes mexicanos sin documentos.