En la entrevista el Papa también admitió que “hay corrupción en el Vaticano”. El encuentro ocurrió a puerta cerrada con los responsables de las congregaciones religiosas y publicado en parte por el diario Il Corriere della Sera.
Por primera vez desde que llegó al trono de Pedro en el 2013, el Papa mencionó el peso que representa uno de los grandes males internos del Vaticano como es la corrupción y cómo lo está encarando.
“En las conversaciones previas al cónclave se hablaba de reformas. Todos las querían, porque hay corrupción en el Vaticano”, dijo.
Pero “desde el momento en que fui elegido, sentí una profunda sensación de paz, que nunca se ha ido. Estoy en paz, no sé cómo explicarlo”, aseguró tras revelar que “no tomo tranquilizantes” .
Durante la larga charla, el Papa recordó que en contrapartida sufría mucho por la ansiedad y la tensión cuando era arzobispo de Buenos Aires.
El jefe de la Iglesia Católica, empeñado en una serie de reformas internas, recalcó que las maniobras de sus opositores conservadores no le impiden dormir.
“Cuando hay un problema, le escribo un mensaje en un papel a San José y lo coloco bajo la estatua de él que tengo en mi habitación. Ahora duerme bajo un colchón de mensajes de papel”, contó divertido.
“Yo duermo bien, duermo seis horas y rezo” , confesó el Sumo Pontífice, quien cumplió en diciembre 80 años.
Durante la conversación con los religiosos, el obispo de Roma sostuvo que en ocasiones es necesario “dejar pasar” y que las críticas, “cuando sirven para crecer, las acepto y respondo” , dijo.
La pedereastia
A los superiores religiosos, el Papa les pidió que encaren el fenómeno de la pederastia y de los abusos sexuales a menores como si se tratara de una enfermedad.
“Hablemos claro. Es una enfermedad. Si no nos convencemos de que es una enfermedad, no podremos resolver bien el problema”, dijo.
“Al parecer dos de cada cuatro abusadores han sufrido abusos y esto es devastador”, comentó.
Francisco solicitó también mayor atención en la selección de los candidatos a ser religiosos para frenar el fenómeno, que tanto ha desprestigiado a la Iglesia Católica.
“Hay que verificar la adecuada madurez afectiva” de todo candidato, recalcó.
“Por ejemplo, nunca hay que recibir para la vida religiosa o en una diócesis candidatos que han sido rechazados en otra sin pedir información detallada sobre por qué fueron alejados”, aconsejó.
Durante las tres horas de la reunión, el papa confesó también que cuando entró al noviciado para ser jesuita le dieron el cilicio, el célebre accesorio utilizado para la mortificación corporal y que sirve para combatir las tentaciones.
“Está bien el cilicio, pero atención: no debe servir para demostrar la propia fuerza y bondad. La ascesis verdadera es para ser más libre”.