El tribunal aseguró que el doble homicidio intencional, llevado a cabo el 2 de noviembre de 2020, fue “extremadamente cruel” y traspasó “todas las líneas de la ley y la moral”, indica el portal de noticias Sohu.
Sin embargo, la Policía determinó en la investigación que los niños fueron arrojados premeditadamente y que el principal sospechoso era el padre, Zhang Bo.
Las causas
Zhang comenzó una relación con la segunda acusada, Ye Chengduan, en abril de 2019, poco después de divorciarse de la madre de las víctimas.
Ye presionó a Zhang para deshacerse de los niños porque ni ella ni su familia podían aceptar una relación con un hombre que ya tenía descendencia, relatan los medios locales.
Según la madre de los niños, en el juicio Zhang aseguró que, en el momento de los hechos, mantenía una videollamada con Ye, quien, haciéndose cortes en las muñecas, amenazaba con suicidarse si él no acababa con la vida de sus hijos, tras lo cual el condenado los lanzó por la ventana de su apartamento.
El tribunal asiático considera que el asesinato es fruto de una conspiración entre Zhang y Ye.
Las autoridades chinas no facilitan datos oficiales sobre el número de condenados a muerte, pero en su informe relativo a la pena capital de 2020, la organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional apuntó que “se cree que se llevaron a cabo miles de ejecuciones” en el país asiático.
Actualmente China usa dos métodos de ejecución. El más común es el fusilamiento, que consiste en un único disparo en la nuca. El otro es la inyección letal, que comenzó a ser usada en 1997.
*Con información de Infobae, Perú21 y Mundo Político Diario.