En su primer discurso en Polonia, el pontífice argentino instó a los gobernantes a evitar la emigración de sus compatriotas pero también a abrirse a los inmigrantes.
“Se han de identificar las causas de la emigración en Polonia dando facilidades a los que desean regresar, pero al mismo tiempo hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y el hambre, solidaridad con los que están privados de sus derechos universales, incluido profesar libremente y con seguridad la propia fe” , afirmó.
En un discurso en el que alabó la historia de Polonia y cómo ha sabido perdonar, Francisco abogó por “un suplemento de sabiduría y misericordia para superar los temores y hacer el mayor bien posible” .
Continuó su discurso solicitando a los gobernantes “colaboraciones y sinergias internacionales para encontrar soluciones a los conflictos y la guerras que obligan a muchas personas a abandonar sus hogares y su patria” .
Francisco retomó su preocupación por el drama de la inmigración y su mensaje cobró mayor relevancia al hacerlo en un país cuyas autoridades han ordenado cierre de fronteras a los refugiados e inmigrantes.
“Se trata pues de hacer todo lo posible para aliviar sus sufrimientos, sin cansarse de trabajar y continuar trabajando por la justicia y la paz, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos” , les recordó.
El Sumo Pontífice también animó a Polonia “a mirar con esperanza hacia el futuro y las cuestiones que ha de afrontar” , pues esto favorecerá crear “un clima de respeto entre todos los componentes de la sociedad, y un diálogo constructivo entre las diferentes posiciones” .
También pidió a las representantes del Gobierno polaco “políticas sociales a favor de la familia” y en defensa de la vida, pero les destacó cómo “es responsabilidad del Estado y de la Iglesia y de la sociedad acompañar y ayudar concretamente a quien se encuentre en una situación de grave dificultad” .
La figura de san Juan Pablo II fue la primera a la que se refirió Francisco al explicar que el papa polaco fue el promotor de la JMJ y que siempre destacaba la historia de los pueblos “para resaltar su humanidad y espiritualidad” .
En su discurso, Francisco también exhortó a las autoridades políticas “al respeto de la identidad propia y de los demás porque no puede haber diálogo si cada uno no parte de su propia identidad” .
Habló de “dos tipos de memorias, la buena y la mala” y mientras “la positiva es la que nos muestra la Biblia (…), la negativa es la que fija obsesivamente la atención de la mente y del corazón en el mal, sobre todo cometido por otros” , explicó.
Alabó que Polonia haya superado su memoria negativa y recordó los 50 años “del perdón recibido y ofrecido entre el episcopado polaco y alemán” , lo que “ha desencadenado un proceso social, político, cultural y religioso irreversible, cambiando la historia de las relaciones entre los dos pueblos”.