El Niño, que ya azota a algunos países de Latinoamérica, puede convertirse en uno de los cuatro más fuertes registrados en los últimos 65 años, según expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) .
Este fenómeno de variabilidad meteorológica abarca un amplio abanico de efectos en el continente americano que van desde fuertes sequías por un aumento de temperaturas y escasez de precipitaciones hasta inundaciones, en el marco del “impacto del cambio climático del cual es parte El Niño” , según Barreto.
En este sentido, las sequías o inundaciones producidas por El Niño pueden alterar “la producción (de alimentos) y eso va a afectar al precio lo que obliga al PMA como agencia humanitaria internacional a tener un plan de contingencia” , agregó el alto funcionario.
En Colombia la escasez de lluvias ha afectado a 90 mil hectáreas productivas de café, lo que representa el 18 % del total de este tipo de cultivos en ese país, según indicó la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) .
Varios países de Centroamérica han perdido este año gran parte de la cosecha de cereales por una prolongada sequía que “afecta a más de 3.2 millones de personas” y ha generado una disminución del 60 % en cultivos de maíz y hasta de un 80 % en el de fríjol durante la principal temporada del año, indicó Barreto.
En Perú, el Gobierno ha destinado unos 276 millones de dólares para la prevención y las acciones de emergencia con el propósito de reducir significativamente el impacto de El Niño, que en ese país andino, se traduce en una mayor frecuencia de lluvias y un aumento de temperaturas.
El principal miedo es el posible efecto inflacionario en los precios de la cesta básica generado por una menor producción por culpa de El Niño, lo que obligaría al PMA a cambiar parte de su estrategia.
De este modo, en caso de una subida de precios y para poder llegar al mismo número de beneficiarios (unos cuatro millones de manera directa en la región) , el PMA cambiaría algunos de los productos que provee por otros, cuyo precio esté estabilizado.
Barretó explicó que, como ya ocurrió en 2008, ante una fase de emergencia ambiental, “los precios de los alimentos se dispararon porque la primera reacción de los Gobiernos fue cubrir su producción nacional y evitar la salida de alimentos” lo que dificultó las posibilidades de acceder a los mercados internacionales.
En este sentido, una de las estrategias más importantes que el PMA ha ejecutado en los últimos años ha sido ir cambiando progresivamente las operaciones de compra de alimentos a nivel internacional para pasar a un plan de actuación más enfocado en la producción local.
“En los últimos 8 y 10 años estamos trabajando en capacitación de pequeños productores locales que nos proveen de los alimentos y nosotros se los compramos para aplicarlo a través de nuestros programas en el mismo país” , indicó Barreto.
Una visión local para mitigar los efectos de un fenómeno meteorológico global que para los Gobiernos de los países latinoamericanos con los que se ha reunido Barreto supone “una preocupación muy alta” .
“Nosotros como Programa Mundial de Alimentos, vamos a preparar una actividad para identificar cuáles son las carencias que existen en los países de América del Sur y cuál es el apoyo que le podemos brindar para fortalecer sus capacidades, sus cadenas de valor y sus cadenas logísticas” , concluyó.