“Es sólo arena, no creo que haga apología de la prostitución o del vicio. Es sólo una escultura hecha por una persona pobre que hace esto a cambio de un poco de dinero”, dice este analista financiero de 26 años, que está de vacaciones en Río.
Ubiratan dos Santos, de 63 años, es el creador. Desde hace 23 años, se dedica a hacer esculturas de arena en esta zona de la playa de Copacabana.
“He creado a mujeres de todo tipo. Hoy en bikini, mañana de falda. Pretender prohibirlas es una falta de respeto a mi trabajo”, considera.
Hay que mojar todo el tiempo las esculturas “porque si hace un poco de viento, ¡Se acabó!”, explica.
Cuenta que un empleado de la alcaldía vino a pedirle esta semana que abandonara este trabajo, porque algunos habitantes del vecindario lo consideran una incitación a la prostitución.
“No es una buena imagen para la ciudad”, confirma el alcalde adjunto Bruno Ramos, quien contactó el servicio jurídico de la municipalidad para saber si es legal prohibir las esculturas.
“Esto es un circo”, replicó el artista. “Deberían ocuparse de la violencia en la ciudad”.
Dos Santos vive en Olaria, en la periferia norte, y mantiene vigilado su trabajo durante las noches para evitar que lo destruyan.
- Vea abajo la GALERÍA de imágenes de las creaciones de Ubiratan dos Santos.
¿Mal gusto?
“Esto es arte, es hermoso y defiendo esta forma de arte”, afirma una turista brasileña de Sao Paulo, Luciane Silvestre, de 48 años, luego de haber tomado fotos y dejar unas monedas al artista.
Durante la visita del papa Francisco en el 2013 para las Jornadas mundiales de la Juventud, Dos Santos había puesto faldas a todas sus esculturas “en respeto al soberano pontífice”.
“Copacabana fue catalogada como ruta del turismo sexual y estas esculturas son por lo menos de un gusto dudoso”, declara Horacio Magalhaes, un abogado de 48 que preside la asociación de Amigos de Copacabana.
Magalhaes dice haber recibido muchas quejas sobre las mujeres de arena en este barrio de 180 mil habitantes.
“Hay esta connotación sexual que se le envía a los turistas, para que vengan a Rio no a admirar los bellos paisajes, disfrutar las playas o conocer nuestra cultura y nuestro patrimonio histórico, sino a explorar la región glútea de nuestras mujeres”, dice el abogado.
Definitivamente, no es el tipo de turismo que se quiere promover, agrega. “Queremos que Copacabana, cuna de la bossanova, reencuentre su encanto de antaño, se convierta en un barrio residencial y familiar, y estas esculturas no contribuyen a ello”, sentenció.