“Todos están presos temporalmente por la muerte del embajador”, afirmó en rueda de prensa el delegado Evaristo Magalhaes, de la Unidad de Homicidios de la Baixada Fluminense, región populosa y pobre colindante a Río de Janeiro.
Las cámaras de seguridad de alrededor de la residencia de la mujer, en Nova Iguaçu, municipio próximo a Río de Janeiro, y las continuas contradicciones en los testimonios de los tres sospechosos fueron fundamentales para esclarecer el crimen.
“Inicialmente (la esposa) negó los hechos, que no tenía que ver con aquello”, afirmó Magalhaes, quien reveló que posteriormente, Françoise se derrumbó y relató que el agente Gomes, su amante, “había cometido el homicidio contra su esposo”.
En su declaración “el policía también entra en contradicciones, no soporta más y confiesa el crimen”, agregó el delegado.
En tan solo dos días, la Policía Civil brasileña ha conseguido ensamblar casi todas las piezas de este rompecabezas que se hizo público el jueves cuando la propia mujer presentó la denuncia sobre la desaparición del embajador griego, visto por última vez el lunes y cuyo paradero fue desconocido hasta el jueves.
“Ella misma generaba dudas sobre si era una desaparición”, recordó Magalhaes en referencia al momento en el que se presentó la demanda.
El mismo día, los cuerpos de seguridad activan todo el protocolo de búsqueda sin encontrar “ninguna pista” sobre su “posible desaparición”, sin embargo, esa tarde hallan un vehículo quemado ubicado bajo un viaducto, a la entrada de Nova Iguaçu, municipio colindante a Río de Janeiro.
En el interior del auto, fue encontrado el cuerpo “completamente carbonizado” del embajador griego, según relató el delegado.
A partir del hallazgo del cuerpo y el vehículo, “que tenía la misma placa que el auto alquilado por el embajador”, el asesinato se convirtió en la principal línea de investigación, como así se demostró después con el testimonio del primo del policía, Eduardo Moreira.
“Françoise me prometió 80.000 reales (unos US$24 mil 400) a los treinta días si no había ningún problema”, leyó Magalhaes de la declaración de Eduardo.
Con un sentimiento de traición después de que le implicara en el caso su primo el policía, Moreira afirmó que el día de antes del asesinato fue “invitado” por los dos amantes, cuya relación sentimental han admitido ante las autoridades, “para planear la muerte del embajador”.
Según su declaración, todo estaba previsto de la siguiente manera: la esposa se iba a cenar a un restaurante con su hija y un vecino, él vigilaba desde fuera la casa para dar la voz de alarma de ser necesario y Sergio ejecutaba el crimen en el interior de la residencia, donde Amiridis estaba solo.
La revelación obligó a volver a llamar a Françoise Amiridis a declarar, quien “todavía niega su participación en el crimen” contra el embajador, que disfrutaba estos días de sus vacaciones de fin de año en Río de Janeiro.
Se trata de “un crimen pasional”, sostiene el delegado, aunque aún no se sabe la intención final del mismo, pues hay varias hipótesis abiertas, una de ellas puede ser “la apropiación de bienes y hasta del seguro de vida” del diplomático.
“Ella habría planeado junto al policía militar toda la organización del crimen”, señaló Magalhaes y añadió que ante tales hechos “el juez decretó la prisión temporal” por treinta días prorrogables a otro periodo igual.
Kyriakos Amiridis fue cónsul de Grecia en Río de Janeiro entre 2001 y 2004 y había asumido como embajador en Brasilia a comienzos de 2016.
De profesión abogado, formado en la Universidad de Aristóteles de Tesalónica, comenzó su carrera diplomática en 1985 y antes de asumir como embajador en Brasilia fue titular en Libia entre 2012 y 2016.
El presidente de Brasil, Michel Temer, expresó hoy en una carta abierta sus condolencias y solidaridad a su homólogo griego, Prokopis Pavlopoulos.
Asimismo, el Ministerio de Exteriores de Brasil lamentó en un comunicado la muerte de Amiridis y expresó “sus más profundos sentimientos” a sus familiares y amigos, así como al pueblo y al Gobierno de Grecia.