Entre marzo y mayo de este año, más de 50 mil personas han sido arrestadas mensualmente por ingresar clandestinamente al país mediante la frontera con México. En un 15 por ciento de los casos se trata de familias, y un 8 por ciento son menores sin compañía de adultos.
Los ciudadanos mexicanos son devueltos a su país, pero se registra un creciente número de personas provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador, a quienes resulta más difícil sacar del territorio estadounidense.
Prácticamente todas las familias y los menores sin compañía de adultos solicitan asilo en el país alegando un temor verosímil de sufrir violencia en caso de que retornen a su país.
Hasta ahora, los demandantes de asilo registraban sus casos y eran liberados en Estados Unidos en espera de que estos fueran analizados.
En la actualidad, existe un acumulado de 600 mil pedidos de asilo y muchas familias nunca se presentan para defender sus casos, optando por “diluirse” en la sociedad estadounidense.
Para el gobierno de Donald Trump, esta situación se convirtió en un “imán” para quien quiera ingresar a Estados Unidos.
Separación familiar como disuasión
Entre octubre de 2017 y abril de este año unos 700 niños fueron separados de sus padres y retenidos por semanas o enviados a centros de acogida antes de poder volver a reunirse con su familias, pero la medida no tuvo impacto en el número de nuevos inmigrantes.
Donald Trump ordenó medidas más rígidas y el 7 de mayo el fiscal general y secretario de Justicia, Jeff Sessions, anunció la política de “tolerancia cero”.
Según ella, toda persona que ingrese clandestinamente resulta detenida y se enfrenta a cargos criminales. Cuando se trata de familias, los niños son separados de los padres.
En apenas cinco semanas de aplicación de la “tolerancia cero”, el número de niños separados de sus padres aumentó a más de dos mil 300.
¿Es una ley o una política?
Trump afirma que una ley que él heredó de gobiernos demócratas lo fuerza a separar familias de inmigrantes. Pero Sessions y otros funcionarios han hecho referencia a una “política” de procesar a los adultos por ingreso clandestino al país.
En realidad, nada obliga al gobierno a procesar inmigrantes que ingresan clandestinamente al país. Pero ello fuerza la separación de las familias
Esto es así porque cuando los padres son arrestados por cargos criminales, deben ser separados de los niños.
“Si cruzas nuestra frontera de forma ilegal, te vamos a procesar. Si contrabandeas un niño, te vamos a procesar y los niños serán separados tal como lo requiere la ley”, dijo Sessions.
¿Qué pasa con los niños?
Una vez separados de sus padres, los niños son entregados a la Oficina de Instalación de Refugiados (ORR, en inglés), del Departamento de Salud y Servicio Humanos.
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Estos menores tienen edades que van desde un año a los 18 y son retenidos en centros de acogida, donde duermen en colchones sobre el concreto en unidades delineadas por cercas metálicas que ofrecen al conjunto la impresión de una enorme jaula.
En la actualidad, el ORR tiene bajo su cuidado nada menos que casi 12 mil niños y menores de edad, siendo que unos 10 mil ingresaron al país sin un adulto.
De acuerdo con el gobierno, el ORR trata de instalar a esos niños que llegaron sin la compañía de adultos junto a familiares que ya vivan en Estados Unidos, en un proceso que puede demorar varios meses.
El ORR afirma que también tratará de ubicar a esos jóvenes recientemente separados de sus padres.
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