Estas son las nuevas normas propuestas, la razones por las que empresas como Facebook las rechazan y qué pueden significar para los usuarios.
¿Qué está pasando?
Después de dos décadas de regulaciones que no les afectaron mucho, empresas tecnológicas como Google y Facebook están ahora sometidas a una mayor vigilancia por parte de los gobiernos.
En Australia, los reguladores hacen hincapié en el control de la publicidad en línea que tienen estas compañías y a su impacto en los medios de comunicación en dificultades.
Según el organismo de control de la competencia de Australia, por cada 100 dólares gastados en publicidad online, Google se lleva 53, Facebook 28 y el resto se reparte entre otros.
Para que la competencia sea más justa, Australia quiere que Google y Facebook paguen por utilizar contenidos informativos, caros de producir.
Tras muchas idas y venidas, la Cámara de Representantes aprobó versiones ligeramente modificadas de esta propuesta legislativa y el Senado está a punto de hacer lo mismo.
Después de que Facebook decidiera retirar los contenidos de actualidad el jueves, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, señaló su voluntad de seguir adelante con la legislación a pesar de todo.
¿Por qué está llamando la atención en todo el mundo?
Aunque las nuevas normas solo se aplicarían en Australia, los reguladores de otros países están estudiando detenidamente si el sistema funciona y puede aplicarse en otros países.
Microsoft –que podría ganar cuota de mercado con su motor de búsqueda Bing– ha respaldado la propuesta y ha pedido explícitamente a otros países que sigan el ejemplo de Australia, argumentando que el sector tecnológico tiene que dar un paso adelante para apoyar el periodismo independiente, “el corazón de nuestras libertades democráticas”.
Los legisladores europeos también han hablado favorablemente de las propuestas australianas mientras elaboran su propia legislación sobre el mercado digital en la Unión Europea.
La medida de Facebook también ha suscitado interrogantes sobre la “soberanía digital” de los países, porque algunas páginas en la red social utilizadas para alertar a la población de incendios, inundaciones y otras catástrofes se vieron afectadas por error.
La empresa se apresuró a resolver el error, pero el incidente pone sobe la mesa la cuestión de si las redes sociales deberían poder eliminar unilateralmente servicios de respuesta a las crisis.
¿Por qué se oponen Google y Facebook?
En términos generales, Facebook y Google se oponen a las regulaciones en todo el mundo que amenazan con socavar su modelo de negocio que les ha permitido convertirse en algunas de las empresas más grandes y rentables del mundo.
En concreto, ambas afirman que no tienen ningún problema en pagar por las noticias y, de hecho, ya pagan a algunas organizaciones por sus contenidos. Pero su principal objeción es que se les diga cuánto tienen que pagar.
En la regulación australiana, un árbitro independiente podría decidir si los acuerdos alcanzados son justos, para garantizar que las tecnológicas no utilizan su poder publicitario para dictar las condiciones.
Esto va mucho más allá de la legislación europea, que fomenta los acuerdos entre redes sociales y medios tradicionales.
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Los opositores argumentan que las nuevas normas equivalen a un regalo del gobierno conservador de Australia a sus aliados de News Corp –el mayor grupo de medios del país– para apoyar a sus periódicos en dificultades.
¿Qué significa para los usuarios?
El inventor de la World Wide Web, Tim Berners-Lee, advirtió que empezar a cobrar por los enlaces podría abrir una caja de Pandora de reclamaciones monetarias.
“Los enlaces son fundamentales para la web”, dijo durante una investigación en el Senado australiano. “Si este precedente se siguiera en otros lugares, podría hacer que la web fuera inviable en todo el mundo”.
Tanto Facebook como Google argumentan que la nueva regulación supondría el fin de algunos de sus productos más populares.
Pero la decisión de Facebook de bloquear las noticias en Australia sería difícil de repetir en mercados más grandes como el de Estados Unidos y Europa, ya que podría afectar a los resultados de la empresa.