Más de veinte cuentas pretendieron ser varias agencias del gobierno federal. Alguien que fingió ser el alcalde de la ciudad de Nueva York prometió crear un Departamento de Control de Tráfico y Estacionamientos y recortar un 70 por ciento del financiamiento de la policía.
La decisión de Elon Musk de dejar de conceder insignias de verificación a las personas y grupos que se ha comprobado que son quienes afirman ser y, en cambio, ofrecerlas a cualquiera que pague por una es el escándalo más reciente en Twitter, el gigante de las redes sociales que Musk prometió transformar desde que lo adquirió el año pasado por 44.000 millones de dólares.
Las modificaciones han convulsionado una plataforma que otrora parecía indispensable para seguir las noticias al momento en que ocurrían en todo el mundo. La información en Twitter es cada vez menos confiable. Las cuentas que se hacen pasar por funcionarios, agencias de gobierno y celebridades han proliferado. También lo han hecho la propaganda y la desinformación que amenazan con erosionar más la confianza en las instituciones públicas. Las consecuencias apenas comienzan a surgir.
La semana pasada, tras una disputa pública con la National Public Radio (NPR), que Twitter falsamente etiquetó como un medio afiliado al gobierno y al Estado, la plataforma retiró todas las etiquetas que habían identificado a los medios propiedad del Estado, incluyendo a aquellos controlados por Estados autoritarios como Rusia, China e Irán.
Eso, aunado a la decisión de dejar de bloquear las recomendaciones de dichos perfiles, ha coincidido con un aumento repentino de interacciones con muchas de estas cuentas, según investigaciones de Digital Forensic Research Lab y Reset, otra organización que estudia la desinformación y tiene su sede en Londres.
En Sudán, cuentas nuevas de Twitter representan con falsedad ambos bandos de la guerra civil que estalló ahí. Una cuenta que presuntamente compró una insignia azul de verificación proclamó la muerte de Mohamed Hamdan Dagalo, teniente general y líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido rebeldes. Lo cual no es verdad. Más de 1,7 millones de personas vieron el tuit.
Ella Irwin, la nueva directora de confianza y protección de Twitter, no respondió a una solicitud de hacer comentarios sobre los cambios y sus consecuencias.
Twitter siempre ha sido fuente de desinformación y cosas peores, pero las políticas previas buscaban informar a los lectores sobre las fuentes del contenido y limitar las instancias más terribles. El debut de las cuentas verificadas en Twitter en 2009 se suele asociar con Tony La Russa, un entrenador del Béisbol de las Grandes Ligas que demandó a Twitter por violación de marca registrada y otras acusaciones después de que alguien se hizo pasar por él en la plataforma.
Con el tiempo, las cuentas con la insignia azul de verificación condujeron a los usuarios a fuentes oficiales y personas reales. Etiquetar a las organizaciones de noticias como medios del Estado indicaba que las cuentas reflejaban cierto punto de vista.
Las cuentas falsas se convirtieron en un problema casi de inmediato después de que Musk tomó el control en noviembre y ofreció vender las insignias de verificación a cualquiera que se suscribiera por el costo mensual. La plataforma dio marcha atrás cuando compañías como Eli Lilly y PepsiCo lucharon contra cuentas de parodia que aparecían verificadas, prometían insulina gratis y alababan la superioridad de Coca-Cola.
La semana pasada, Twitter comenzó a retirarles las insignias azules de verificación a compañías, agencias de gobierno, organizaciones informativas y otras entidades que no aceptaron pagar. Al parecer, muchos eligieron no suscribirse, aunque Twitter no ha revelado ninguna cifra.
Algunos celebraron los cambios.
Margarita Simonián, la editora jefa de RT, la cadena televisiva del Estado ruso que ha sido acusada de difundir desinformación rampante y discursos de odio contra Ucrania, tuiteó: “Ahora ya me puedes encontrar en los resultados de búsqueda”. Para concluir el tuit, escribió: “Fraternalmente, Elon @elonmusk, desde el corazón”.
Los algoritmos de Twitter antes excluían de las recomendaciones a cuentas etiquetadas como pertenecientes a funcionarios o medios estatales, lo que desalentaba la interacción con esas cuentas. Según Reset, 124 cuentas de los medios estatales rusos han recibido en promedio un 33 por ciento más de exposición en vistas e impresiones después de que los cambios entraron en vigor a finales de marzo.
Estas incluyen cuentas como la de Dmitry Medvédev, el expresidente ruso y el vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, quien publicó una fotografía distorsionada del presidente Joe Biden el martes y lo llamó un “viejo atrevido”.
Este mes, cuando una cuenta argumentó que Twitter estaba amplificando la propaganda genocida de Rusia contra Ucrania, Musk replicó sin darle mucha importancia: “Todas las noticias son, hasta cierto grado, propaganda. Dejen que la gente decida por sí misma”. (La cuenta a la que le respondió ahora está suspendida).
Investigadores señalaron que los cambios abruptos en cómo se obtienen las insignias de verificación amenazaban, al menos, con crear confusión. También podrían socavar la confianza en una herramienta que sirve para comunicarse durante crisis como los desastres naturales.
La cuenta principal del Departamento de Policía de Los Ángeles tiene una insignia de verificación gris, que Twitter creó para las “cuentas legado”, pero no todos sus diversos órganos la tienen (por ejemplo, la división de Hollywood). Además de proveer insignias azules de verificación por 8 dólares al mes, Twitter ha invitado a organizaciones a pagar 1000 dólares para recibir insignias doradas para múltiples cuentas. Durante al menos un tiempo, se le concedió una a una cuenta impostora de Disney Junior que publicó tuits con lenguaje racista y vulgar.
Marc-André Argentino, un socio investigador en el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización, con sede en Londres, tuiteó: “Esto va a ser un caos para los servicios de emergencia”.
Argentino rastreó ejemplos que muestran a una cuenta que se hizo pasar por la alcaldesa de Chicago para responderle a otra que fingía ser el Departamento de Transporte de dicha ciudad. En otro ejemplo, se ve a la verdadera cuenta de la ciudad de Nueva York administrada por el gobierno discutiendo con una cuenta impostora.
Argentino escribió: “Sí, esto es divertido, vamos a reírnos todos. Ahora, tómate dos segundos y piensa en cualquier incidente con muchas muertes en una gran ciudad, un desastre natural o cualquier crisis o incidente crítico que haga que las personas recurran a fuentes oficiales de información en tiempos de necesidad y reflexiona sobre el daño que esto podría causar”.