Se trata del segundo tifón más potente en golpear este año el archipiélago, y se desplaza muy lentamente hacia el norte. A pesar de haberse debilitado, Koppu descargó lluvias torrenciales en tres cadenas montañosas, y arrasó amplias zonas de arrozales al norte de Manila.
“Nunca había visto nada así. Son las peores inundaciones de mi vida”, contó a la AFP Reynaldo Ramos, un agricultor de 68 años con las piernas cubiertas por 50 centímetros de agua en Santa Rosa, una localidad situada a dos horas de carretera al norte de Manila.
Unidades de rescate del ejército, del gobierno y de voluntarios intentaban ayudar, con barcas neumáticas, a los residentes que se encontraban en las decenas de localidades inundadas, explicó Nigel Lontoc, director adjunto de seguridad civil de la región.
“El nivel del agua está aumentando deprisa y hay gente sobre los tejados”, explicó Lontoc a la AFP, e indicó que no había suficientes efectivos de rescate y que no sabía a cuántas personas se habría podido salvar.
Según Lontoc, varios miles de personas pueden estar atrapadas en esas localidades, aunque es pronto para determinar un número exacto.
Koppu llegó inicialmente acompañado de vientos con corrientes de hasta 210 km/h. Este lunes se encontraba sobre la costa noroeste de Luzon, y los vientos habían disminuido a 150 km/h.
No obstante, las lluvias seguían siendo intensas y se prevé que Koppu se dirija hacia el este antes de abandonar Luzon el miércoles.
Las autoridades reportaron 16 muertos, entre ellos siete personas que fallecieron al volcar un ferry, tres residentes de la provincia en la que Koppu tocó tierra, y un niño que fue golpeado por un árbol al caer. El gobierno espera que el balance aumente a medida que vayan recibiendo informaciones sobre la situación de las localidades más afectadas.
“El agua llegó de repente”
En Santa Rosa se había alineado a cerdos, cabras, perros, lavadoras y muebles en los bordes de una carretera sacudida por la tormenta, donde unos 200 residentes estaban buscando refugio de las inundaciones desde el sábado por la noche.
Uno de los habitantes, Jun Paddayuman, de 27 años, ataviado con unos pantalones cortos y una camiseta embarrados hasta el pecho, señaló hacia su cercana casa, en la que el agua había alcanzado el tejado.
“El agua llegó de repente. No lo esperábamos para nada”, contó a la AFP .
Cuando el agua llegó a su casa, Paddayuman se abrió paso para poner a salvo a su esposa, embarazada de ocho meses, y su hijo de tres años. Según su relato, vio cómo la corriente se llevaba gansos, pollos y perros.
Filipinas sufre regularmente tormentas mortales, y cada año ve pasar una media de veinte tifones.
El archipiélago, de 1.700 islas, suele ser la primera masa de tierra importante con la que se cruzan los tifones que se forman en el océano Pacífico.