No se espera que el pontífice Francisco salga de la terminal aérea, ahora fuertemente custodiada por la policía y en la que se dispuso el traslado de los vuelos hacia otros aeropuertos.
El Papa, quien ya visitó Cuba hace solo cinco meses, en septiembre pasado y tuvo un papel de facilitador en el deshielo entre la isla y Washington en diciembre del 2014, estará solo unas horas en la capital caribeña antes de seguir hacia México.
Kirill, arribó a la isla en la víspera, para una visita oficial a la isla que también lo llevará hacia varios países de Sudamérica.
Aunque la reunión de La Habana ha sido considerada en algunos círculos católicos como un importante avance ecuménico, Francisco también ha sido objeto de críticas por permitir, en lo esencial, ser utilizado por un Kremlin deseoso de ganar terreno político entre los cristianos ortodoxos y en la escena mundial en momentos en que Rusia está cada vez más aislada de Occidente.
Se espera que la declaración conjunta toque el tema más importante que preocupa tanto a la Iglesia católica como a la ortodoxa en la actualidad: la difícil situación que sufren los cristianos en Irak y Siria, donde están siendo asesinados y expulsados de sus hogares por el grupo Estado Islámico.
Avance
La cita del viernes se contempla además como el signo de una futura visita del Papa a Moscú, la asignatura pendiente de los obispos de Roma. Los católicos en Rusia son unos 600 mil.
Católicos y ortodoxos comparten la creencia en un mismo Dios y el mismo evangelio, pero comenzaron a alejarse en el siglo IV, en el año 330 d.C, cuando Constantino decidió trasladar la capital del Imperio de Roma a Constantinopla.
El distanciamiento se agudizó en el siglo IX y finalmente, en 1054 se produjo la separación definitiva a raíz del Gran Cisma entre Oriente y Occidente, durante el papado de León IX y el patriarca Miguel I Cerulario, quienes incluso se excomulgaron mutuamente.
Ambas Iglesias se separaban, entre otras razones, por cuestiones como el Filioque, -el Espíritu Santo no sólo procede del Padre, sino también del Hijo-, la jurisdicción universal del papa entre todos los cristianos o la validez de algunos sacramentos.
Tras siglos de distanciamiento, el Concilio Vaticano II (1964) , convocado por Juan XXIII, hablaba ya, en su decreto sobre ecumenismo, no de confesiones “cismáticas” sino de “hermanos separados” .
En estos años, las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa rusa han sido distantes y en ocasiones, incluso tensas. Por ello, la cita religiosa en La Habana servirá para mostrar la flexibilidad de ambos líderes religiosos.
Durante el pontificado de Juan Pablo II, los ortodoxos rusos culparon al Papa de agudizar el cisma al defender a ultranza a la Iglesia greco-católica o uniata (católicos de rito oriental) en Ucrania y le acusaban de hacer “proselitismo” en territorios de su tradicional influencia.
Wojtyla había decidido en el 2002 reorganizar además la Iglesia Católica en Rusia, creando cuatro diócesis lo que, tras ser recibido por los ortodoxos como un “desafío” , provocó la expulsión de cinco sacerdotes católicos, incluido un obispo.
Las relaciones mejoraron tras la elección en el 2005 de Benedicto XVI como papa, con quien en el 2009 Rusia estableció relaciones diplomáticas plenas.
Como estados, la hoy extinta Unión Soviética había iniciado relaciones con la Santa Sede el 15 de marzo de 1990, un año antes de su desintegración y poco después de la histórica visita al Vaticano del que fuera su último dirigente Mijail Gorbachov, un ateo confeso y defensor de la libertad religiosa durante la “Perestroika” .
En enero de 1992, la Santa Sede reconoció a Rusia como sucesora jurídica de la URSS y estableció relaciones a nivel de representaciones permanentes, y en diciembre del 2009 ambos estados establecieron relaciones diplomáticas plenas.
Tras Gorbachov, todos los dirigentes rusos han sido recibidos por el Papa de turno en el Vaticano y si en algún momento los presidentes de Rusia invitaron al Sumo Pontífice a visitar Moscú, el patriarca Alexis II vetó cualquier intento de viaje pastoral de un obispo de Roma a Rusia.
En el 2008 falleció Alexis II y fue sustituido un año después por Kiril, un firme partidario del ecumenismo y quien, recién entronizado como Patriarca número XVI de la Iglesia ortodoxa rusa, recibió en Moscú una delegación del Vaticano encabezada por el presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
Ahora, Francisco y Kiril tendrán en La Habana la oportunidad de ejercer sus buenos oficios, acercar sus Iglesias y denunciar al unísono la persecución de las minorías cristianas en Oriente Medio y el norte de frica.