Najib lucha por su supervivencia política desde que documentos filtrados en julio mostraran que depositó unos 700 millones de dólares en sus cuentas privadas procedentes de entidades vinculadas al endeudado fondo estatal 1MDB.
Más tarde dijo que el dinero era una donación del Medio Oriente y cesó al viceprimer ministro y otros cuatro miembros de su gobierno, además del procurador que lo investiga.
Manifestantes vestidos con camisetas amarillas de Bersih y cintas en el cabello se concentraron en cinco puntos distintos y marcharon hacia los alrededores de la histórica Plaza de la Independencia, donde el lunes se celebrará el 58vo aniversario de la independencia de Malasia.
Decenas de policías antimotines acordonaron las calles que conducen a la plaza, a la que según las autoridades los manifestantes no podrán ingresar. En dos protestas previas, en el 2011 y el 2012, la policía empleó has lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los asistentes.
Algunos activistas llevaban bolsas con la leyenda “mi primer ministro me averg enza”. Otros portaban carteles inscritos con “No nos harán callar”.
“Deje de tratarnos como idiotas, señor primer ministro”, dijo el empresario Tony Wong. “Merecemos conocer la verdad sobre 1MDB. Adónde se ha ido el dinero?”
Najib criticó a los manifestantes por dañar la imagen de Malasia.
“Los que llevan esa indumentaria amarilla… Quieren desacreditar nuestro buen nombre, escribir con carbón negro sobre la cara de Malasia frente al mundo exterior”, dijo a la agencia noticiosa Bernama.
Malasia tiene 30 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes malasios, pero hay importantes minorías china e india.
Su ambición de avanzar de una nación de ingresos medios a un país desarrollado durante esta década se ha visto coartada por la lentitud de las reformas y el autoritarismo creciente de Najib.