Las siete víctimas, que habían permanecido secuestradas desde agosto, fueron ejecutadas el pasado fin de semana por supuestos miembros del grupo insurgente Estado Islámico (EI) en medio de enfrentamientos entre esa formación y los talibanes en la sureña provincia de Zabul.
Los manifestantes recorrieron 11 kilómetros de la capital afgana con los cuerpos de las víctimas a cuestas, entre ellas dos mujeres y una menor de 9 años, entre gritos de “muerte a los talibanes, muerte al Daesh (acrónimo del EI en árabe) y muerte al incompetente Gobierno”.
“Queremos seguridad y tranquilidad para nuestra gente. El Gobierno ha fracasado en prevenir las brutalidades de los grupos terroristas durante el último año”, explicó el joven participante de 28 años Qurban Ali Rahmati.
Desde comienzos de año, la comunidad hazara de Afganistán, un país predominante suní en el los chiíes conforman el 9% de la población, ha sido objeto de diversos secuestros en grupo y asesinatos sectarios, muchos atribuidos a supuestos miembros del EI.
“¿Por qué debemos ser decapitados por el crimen de ser hazaras o chiíes?, ¿Por qué sólo la gente hazara está siendo asesinada?”, denunció el manifestante Sayd Nabi Samim, al reivindicar el derecho de su comunidad a “vivir en esta tierra”.
Otro participante, Muhammad Javad Sultani, advirtió de que la “continuación” de este tipo de crímenes terminará haciendo “caer” al Ejecutivo de Gani, al que muchos manifestantes reclamaron su dimisión junto a la del jefe de Gobierno, Abdulá Abdulá.
Un gran número de mujeres participaron en la protesta y algunas portaron los féretros de las ejecutadas, algo muy poco común en un país islámico como Afganistán.
La marcha finalizó tras varias horas ante el palacio presidencial, al que algunos participantes lograron acceder con los cadáveres de las víctimas, lo que llevó a las fuerzas de seguridad a realizar disparos al aire para dispersar a las masas.
Uno de los organizadores, Abdul Baqi, aseguró que seis de los manifestantes resultaron heridos.
En su discurso a la nación, Gani prometió que los culpables serán llevados ante la justicia y manifestó que con estos crímenes de “discriminación étnica y tribal” los “enemigos” pretenden “arrebatar” la “unidad y armonía” a la población.
“Debemos recordar que sólo podemos vengar la sangre de nuestros mártires y llevar a los culpables ante la justicia cuando estamos unidos y que nuestro triunfo está en la unidad”, agregó.