“Un primo mío en los 60 se quedaba en Puerto Rico por dos meses y traía discos. Y semanalmente las disqueras tiraban una docena de discos, lo que me cautivó”, recordó Padilla, mecánico retirado y padre de tres hijos.
A los 18 años comenzó a adquirir los extintos “-track”, producciones en las que solo podían grabarse hasta ocho temas.
Para 1980 Padilla contaba con 400 de estos, antes de empezar a coleccionar los discos de vinilo, de los que ahora tiene más de 30 mil en su casa del área metropolitana de San Juan.
“Yo pensaba que era coleccionista, pero había gente con muchos más. Seguí, seguí y seguí, y hasta hoy no he parado”, destaca el también colaborador de la emisora Z-93, dedicada a difundir salsa y organizadora del Día Nacional de la Salsa.
El afán de Padilla por adquirir y coleccionar discos de todo tipo de música le llevó a realizar viajes “relámpago” de San Juan a Nueva York, adonde se trasladaba con US$1mil para comprar discos a varias tiendas, entre ellas, a la de su amigo y coleccionista Harry Sepúlveda, y regresaba con 100 álbumes.
No solo el coleccionar discos era el propósito de Padilla, sino escuchar cada uno de los temas y conocer más de los músicos que participaban en cada uno de ellos.
“Le hacía preguntas a mis amigos sobre quién está cantando y tocando los instrumentos. El secreto de todo es escuchar música y si tienes cantidad de discos, pues hay que conocer a todas las bandas. Me dio la curiosidad de saber lo que había antes y comencé a descubrir”, relató.
De escuchar la música que se escuchaba en las calles de Nueva York, Padilla pasó a conocer los éxitos de los artistas cubanos como Félix Chapotín, Arsenio Rodríguez, así como la de los puertorriqueños Bobby Capó, Myrta Silva, la Orquesta Panamericana y Rafael Muñoz, entre otros.
“Tengo toda la música popular y también puedo decir que tengo una de las colecciones más completas de música jíbara -folclórica-, como de Ramito, del que tengo más de 80 discos”, destacó Padilla, quien también colecciona álbumes de danza, bomba, plena, flamenco español, tango y jazz estadounidense.
“La salsa es bailar, es vida. La salsa es salud, es energía, te quita el coraje. Puedes estar bien molesto, pero escuchas a un Héctor Lavoe con los santos no se juega, se te quita todo”, afirmó Padilla