Medios internacionales reportaron que el patrimonio del narcotraficante asciende a US$ 12 mil 666 millones, según fue revelado durante el juicio. Parte de este monto sería ocupado para financiar el muro de la frontera sur de Estados Unidos, según lo sugerido por Andrés Manuel López Obrador.
En el 2011 Guzmán fue incluido por la revista Forbes en su lista de los hombres más ricos del mundo en el puesto 1 mil 140.
Sin embargo, no hay documentos que comprueben que Guzmán sea dueño de bienes o cuentas en el banco que respondan a la millonaria fortuna que se le adjudica.
En la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC por sus siglas en inglés) no existen registros en los que figure el nombre del capo, pero sí el de familiares que aparecen como dueños de empresas o inmuebles, según las investigaciones.
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A pesar de que se han monitoreado sus transacciones durante una década, únicamente han podido comprobar que a él le pertenecen algunas joyas, tres relojes, tres celulares, una computadora y cinco armas de fuego, pero nada que justifique las ganancias mencionadas por los testigos durante el juicio.
Así lo ha señalado la periodista mexicana Anabel Hernández, quien obtuvo una copia del informe de la Fiscalía General de México, con un análisis que comprende desde el 2001 -año en que Guzmán se fugó por primera vez- al 2019.
Actualmente, el exlíder del cartel de Sinaloa se encuentra aislado y sin nada de privilegios tras ser sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos.
Él solo tiene derecho a las visitas de unas cuantas personas, entre ellas sus hijas gemelas, pero no tiene televisión ni correspondencia, según revela un reportaje de Vlad Tv, realizado por el periodista estadounidense Nate Gartrell.
En su reciente petición de habeas corpus, Guzmán denuncia “condiciones de prisión crueles e inhumanas, en aislamiento permanente, que equivale a tortura física y mental”, y sus abogados insisten en que “está prácticamente inactivo en su celda, rodeado por las mismas cuatro paredes, en un ambiente lúgubre y deshumanizador”.
Su celda es de 7×12 y ha sido descrita como una jaula de cemento en estilo perrera, además recibe los alimentos por un hueco en la puerta.
“El Chapo” solo puede hacer ejercicio dos horas por semana y no puede comprar un cortaúñas.