Los acusadores afirman que los arzobispos y cardenales de la diócesis de Santiago, el retirado Francisco Javier Errázuriz y el vigente Ricardo Ezzati, supieron de los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima y dilataron la investigación, lo que implica un encubrimiento, según los querellantes.
También implicaron al actual obispo de Osorno, Juan Barros, de ser testigo de los abusos y callar, y que fue defendido por el papa.
El fin de semana se conocieron declaraciones de Francisco, de mayo, en la que dice a un chileno que “la única acusación que hubo contra ese obispo fue desacreditada por la corte judicial, así que por favor no pierdan la serenidad”.
Los abogados Toloza y Schmidt dijeron al juez que “se vuelve indispensable para la labor probatoria de esta parte solicitar a Su señoría Ilustrísima se sirva oficiar, por medio de exhorto internacional, al Estado Vaticano, y en específico al Sumo Pontífice para efectos que se remitan todos los antecedentes que se posea respecto a la investigación a la que se hace mención” .
Según los querellantes, las declaraciones de Francisco defienden al entorno de Karadima, en el que hay cardenales y varios obispos y sacerdotes.
“Nos encontramos ante un hecho sustancialmente relacionado con el asunto que se ventila, al cual esta parte no pudo tener acceso durante el término probatorio”, señala la petición de los querellantes.
Barros nunca ha sido sometido a ningún proceso en Chile. Sólo tuvo que declarar en un proceso penal contra Karadima, en el que negó saber de sus abusos.
En la actual causa civil instruida por el ministro Muñoz ya declaró Errázuriz, quien negó saber de los abusos, y Ezzati deberá hacerlo el 22 de octubre.
Las víctimas afirman que Errázuriz conoció varias denuncias escritas contra Karadima, quien fuera uno de los más influyentes curas y formador de cinco obispos, y se negó a investigarlas.
El Vaticano encontró culpable a Karadima de numerosos casos de abuso sexual y lo condenó a comienzos de 2011 a una vida de “oración y penitencia”.
Un posterior juicio penal instruido por la jueza Jessica González, también corroboró las acusaciones, pero no lo condenó porque los delitos habían prescrito por el paso del tiempo.
Como Barros fue formado por Karadima, un importante número de laicos de Osorno, 930 kilómetros al sur de Santiago, se opusieron al nombramiento papal de Barros, pero no fueron escuchados.
En las declaraciones de Francisco se escucha cuando trata a los osorninos de “tontos” por dejarse manipular por “zurdos”, o izquierdistas.
Las palabras del papa ocasionaron varias protestas en Osorno.