Su cuñado la secuestró en casa a la espera de casarla con uno de sus amigos, de 21 años, pero Radha consiguió huir y refugiarse en la vivienda de su madre, “su ángel”.
Ella entendía por lo que estaba pasando su hija porque la casaron con 12 años.
“Una vez casada sabía que lo perdería todo. Mi libertad, mis estudios, mi vida”, añade Radha Rani, actualmente estudiante de 21 años y portavoz de la campaña contra los matrimonios forzados lanzada por la oenegé Plan Internacional.
Radha fue apadrinada por esta asociación desde la edad de 3 años, por lo que se familiarizó muy pronto con los derechos de los niños y los peligros del matrimonio forzoso.
“Cuando estaba encerrada en casa de mi cuñado, pensaba ¿cómo es posible que yo, que estoy sensibilizada y veo el sufrimiento de mis hermanas, pueda soportar algo así?”, añadió la benjamina.
Tres de sus cuatro hermanas fueron casadas por la fuerza.
En el mundo, 15 millones de niñas se habrán casado en el 2016 antes de cumplir los 18 años, o sea una cada dos segundos, según la Unicef.
En Níger, en República Centroafricana, Guinea, Chad y Bangladés, los cinco países en los que esta práctica está más extendida, el 60% de las mujeres se desposaron antes de la mayoría de edad, sobre todo por motivos financieros.
Una niña sin estudios no puede ayudar financieramente a su familia, y cuanto más difíciles son las condiciones de vida, mayor es la tentación de los padres por casarlas.
Deshacerse de las niñas
Como consecuencia de ello, las niñas están menos escolarizadas, sufren más aislamiento, más riesgo de mortalidad infantil o materna, así como de violencia, afirma Plan Internacional.
“Los padres no están lo suficientemente sensibilizados”, añade Radha, militante en una asociación local que defiende los derechos de las mujeres y de los niños.
“Las niñas tienen sueños, ganas, son el futuro y nadie les presta atención. En mi país en cuanto se tiene una hija, no se piensa más que en deshacerse de ella mediante una boda”.
En Bangladés, la ley prohíbe el matrimonio de menores pero el 73% de las niñas se casan sin haber cumplido 18 años y más de una de cada cuatro tiene entre 12 y 14.
“La ley no se aplica”, denuncia la activista, que recuerda que su país está dirigido por una mujer desde el 2009, Sheij Hasina. “Además, la pena es mínima, un mes de cárcel y una multa de 1.000 takas (unos 11 euros)”, añade.
Según Yvan Savy, director de Plan Internacional Francia, 144 países (de 193) no tienen ninguna ley que prohíba el matrimonio de niños.
La oenegé milita para que todos adopten un mismo texto que afirme que antes de los 18 años no se casa nadie“, precisó.
El viaje de Radha a París es su primero al extranjero. El miércoles irá a Bruselas para pronunciar un discurso ante las autoridades europeas y “pedir ayuda”.
La joven ha recibido siete propuestas de matrimonio. Pero no está segura de casarse un día: “Soy una mujer libre, puedo tomar mis decisiones”.
ONU hace llamado
En tanto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó el martes a invertir en las niñas y a terminar con la discriminación que sufren en muchos lugares.
“Invertir en las niñas es tanto lo correcto como lo inteligente. Tiene poderosos efectos que se propagan en todas las áreas del desarrollo y que llegan a generaciones futuras”, señaló Ban en un mensaje con motivo del Día Internacional de la Niña.
Según el jefe de Naciones Unidas, “el bienestar, los derechos humanos y el empoderamiento de los mil 100 millones de niñas del mundo son clave para cumplir con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible”, el gran plan contra la pobreza de la organización.
Ban recordó que con esa estrategia el mundo se comprometió a dar a todas las menores educación y servicios de salud, a terminar con la discriminación y la violencia que sufren y a poner fin a prácticas como el matrimonio infantil.
“Demasiado a menudo, en pueblos, barrios de chabolas y campos de refugiados alrededor del mundo se deja atrás a las niñas: sin alimentos nutritivos, sanidad o educación de calidad, y en riesgo de violencia sexual”, lamentó.
En ese sentido, Ban destacó la importancia de mejorar la recolección de datos sobre la situación de las menores para asegurar que se toman las medidas necesarias.
“Tenemos que asegurarnos de que nuestras iniciativas llegan a todas las niñas: niñas en pobreza extrema, niñas en áreas rurales aisladas, niñas con discapacidades, niñas en comunidades indígenas, niñas que son refugiadas o desplazadas en sus países”, apuntó.
“Trabajemos duro para asegurar que contamos a todas las niñas, porque todas las niñas cuentan”, finalizó.