“El Narco de Narcos” era uno de los hombres más buscados del mundo y la DEA ofrecía una recompensa de US$20 millones por su captura, cifra récord para cualquier fugitivo en la historia.
Durante la década de 1980, Rafael Caro Quintero se posicionó como una de las personas más ricas del planeta al acumular una inmensa fortuna producto del tráfico de droga hacia Estados Unidos del Cártel de Guadalajara, organización que lideraba junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y “Don Neto”.
La riqueza del capo del narcotráfico era tan grande que, a cambio de poder operar libremente en México, ofreció a las autoridades pagar la deuda externa del país.
Al momento de su detención en 1985, Rafael Caro Quintero poseía una fortuna aproximada de US$500 millones fruto de la distribución y venta de drogas.
Sin embargo, su riqueza podría fácilmente doblarse ya que gran parte de su dinero había sido invertido en mansiones, autos de lujo, yates y joyas de elevado precio.
Asimismo, su fortuna había servido para que el narcotraficante mexicano adquiriera una gran flota de avionetas que sirvieron para trasladar grandes cantidades de droga por la frontera hacia EE. UU.
Pese a su vida criminal, y obtener la mayor parte de su dinero debido al tráfico de droga, Rafael Caro Quintero también tenía otros negocios en Guadalajara con los que hizo crecer su fortuna.
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El narcotraficante era dueño de varios negocios como concesionarias de autos nuevos y usados, restaurantes, tiendas de moda y calzado, spas, distribución de combustibles y servicios de casetas telefónicas.