“Volveremos, volveremos”, prometió Rousseff en su primer mensaje de despedida como mandataria.
“Hoy el Senado Federal tomó una decisión que ingresa a la historia como una de las grandes injusticias”, afirmó visiblemente emocionada, pero sin derramar ni una lágrima.
“Oigan bien: ellos piensan que nos vencerán, pero están equivocados. Sé que todos vamos a luchar”, añadió.
En tanto, dos partidos políticos anunciaron que recurrirán ante la Justicia la decisión del Senado de mantener los derechos políticos de la recién destituida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Países protestan
A pocas horas de la destitución de Rousseff, varios países condenaron lo que tamibén denominaron “golpe de Estado”.
El Gobierno de Cuba rechazó “enérgicamente” el “golpe de estado parlamentario-judicial” contra la recién destituida presidenta brasileña Dilma Rousseff, y lo calificó como otra expresión de la ofensiva imperialista contra América Latina y el Caribe.
“El Gobierno Revolucionario de la República de Cuba rechaza enérgicamente el golpe de estado parlamentario-judicial que se ha consumado contra la presidenta Dilma Rousseff”, señala una nota publicada en la página oficial de la Cancillería cubana.
En el texto se indica que la separación de Rousseff de la Presidencia “sin que se presentara ninguna evidencia de delitos de corrupción ni crímenes de responsabilidad”, constituye “un acto de desacato a la voluntad soberana del pueblo que la eligió”.
Mientras tanto, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, decidió retirar a su máximo representante diplomático en Brasil, tras la destitución.
“Destituyeron a Dilma. Una apología al abuso y la traición. Retiraremos nuestro encargado (de negocios) de la embajada” en Brasilia, escribió el mandatario en Twitter.
En mayo, Quito llamó a consultas a su embajador en Brasil, Horacio Sevilla, que desde entonces no volvió al puesto y en junio fue nombrado representante permanente de Ecuador ante Naciones Unidas.
“Aunque aún este Consejo no se haya dado por enterado, se ha dado un golpe de Estado parlamentario en el país más grande de Suramérica”, llamó la atención el embajador de Bolivia, Diego Pary, en un Consejo ordinario semanal que discurría sin alusiones a la noticia que ocupaba todas las portadas de diarios.
“Creíamos que la democracia estaba consolidada pero esto nos muestra que la democracia siempre estará frente a los desafíos siniestros de la oscura historia antidemocrática”, afirmó Pary, para subrayar después que “la legitimidad solo la entrega el voto del pueblo”.
La representante alterna de Venezuela, Marlene Da Vargem ,mostró su apoyo al embajador boliviano, condenó “el golpe de Estado parlamentario” e insistió en que “solo los ciudadanos pueden decidir”.
El representante alterno de Nicaragua, Luis Exequiel Alvarado, condenó también “el golpe de Estado parlamentario en contra de Dilma” y dijo que “las fuerzas regresivas del hemisferio siguen trabajando para provocar golpes de Estado en contra de los gobiernos progresistas de la región”.
El embajador de Ecuador en la OEA, Marco Vinicio Albuja, leyó un comunicado de su Gobierno en el que se asegura que “políticos adversarios se confabularon para remover de su cargo a Rousseff”.
Albuja habló también de “espurio procedimiento de destitución”, remarcó que “no se probó que la mandataria haya cometido delitos” y consideró que se trata de “sucesos inaceptables en el siglo XXI que constituyen un grave retroceso en la consolidación de la democracia en la región”.