Primero debe anunciar a las 10h00 locales (15H00 GMT) quienes son los “fiscales designados”, es decir, los congresistas demócratas de la Cámara que cruzarán el Capitolio para llevar la acusación al Senado.
Luego de la histórica votación en la Cámara del 18 de diciembre pasado, en donde se acusó a Trump de “abuso de poder” y “obstrucción al Congreso”, Pelosi retrasó la transmisión de la acusación al Senado en un intento de obtener garantías sobre la imparcialidad del juicio y más documentación.
El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, aseguró el martes que “con toda probabilidad” se darán los “pasos preliminares” para el juicio esta semana, incluyendo la juramentación de los miembros del Senado ante el presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
“Esperamos lograr eso por consenso, lo que nos prepararía para comenzar el juicio real el próximo martes”, detalló el republicano, leal al presidente.
“¿Por qué la nerviosa Nancy y el político corrupto Adam Schiff no nos dieron un juicio justo en la Cámara?”, se preguntó por su parte el presidente republicano en un tuit el martes, fiel a su línea de defensa, en la que califica este procedimiento como un “golpe de Estado”.
“Farsa”
La oposición está convencida de que el presidente abusó de su cargo para convencer a Ucrania de desprestigiar al exvicepresidente demócrata Joe Biden, su probable rival para las elecciones de noviembre, y de que luego obstruyó la investigación del Congreso.
En particular, lo acusan de haber congelado la ayuda militar a Ucrania, crucial para este país en conflicto armado con su vecina Rusia, para lograr estos fines.
Los republicanos, que han cerrado filas en torno a Trump, denuncian en tanto una “cacería de brujas” orquestada por los demócratas.
Los demócratas, que solo tienen 47 escaños de 100 en el Senado, son conscientes de que casi no tienen posibilidades de destituir al presidente, lo que requeriría una mayoría de dos tercios.
Sin embargo, esperan entregar información embarazosa para el mandatario, a menos de diez meses de las comicios presidenciales, en los que busca la reelección.
En un nuevo giro, el congresista Adam Schiff, quien lideró la investigación sobre Trump, anunció el martes que recibieron nueva evidencia que sustenta las acusaciones contra el mandatario y que la llevarán al Senado.
La evidencia proviene de registros telefónicos del abogado ucraniano-estadounidense Lev Parnas, quien presuntamente trabajó con el abogado de Trump, Rudy Giuliani, en el supuesto plan para presionar a Kiev a buscar información comprometedora de los demócratas.
Los registros de Parnas “demuestran que hay más evidencia importante sobre el esquema del presidente, pero el propio presidente la ha ocultado”, dijo Schiff.
Los demócratas critican a Trump por no reenviar documentos esenciales para el buen funcionamiento del juicio y por evitar que personas clave de su administración testifiquen.
Uno de ellos, John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo que estaba listo para responder a una convocatoria del Senado. Pero el asunto fue relegado a una fecha posterior por McConnell.
Sin testigos ni documentos adicionales, “el proceso del Senado se convertirá en una farsa, una reunión televisada para un juicio simulado”, reconoció el lunes el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer.
Después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1999, el Senado “va a realizar el tercer proceso de destitución de un presidente en ejercicio”, destacó no obstante Schumer, reiterando que los hechos reprochados a Trump son “graves”.
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