“La siembra, cultivo o cosecha de plantas de marihuana no será punible cuando estas actividades se lleven a cabo con fines médicos y científicos, en los términos y condiciones de la autorización, que para tal efecto emita el Ejecutivo Federal”, indica el dictamen aprobado por los senadores, de acuerdo con un comunicado de la institución.
Peña Nieto envió el 21 de abril pasado la iniciativa para el uso medicinal con el fin de “descriminalizar el consumo” y también propuso elevar la portación permitida de 5 a 28 gramos. Este punto será debatido por separado por los legisladores.
El proyecto de ley aprobado faculta a la Secretaría de Salud a diseñar y ejecutar políticas públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos de la cannabis sativa, índica y americana o marihuana, entre los que se encuentra el tetrahidrocannabinol (THC), así como normar la investigación y producción nacional de los mismos, reportó el Senado.
Los senadores también proponen eliminar “la nabilona y el cáñamo de la lista de las sustancias que se consideran como un problema grave para la salud pública”.
Durante el debate, la senadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Angélica de la Peña Gómez, dijo que existe el consenso de “hacer algo distinto en la política de drogas”, pues el régimen prohibicionista “ha generado altos niveles de violencia, más de 100.000 muertos -desde su militarización hace 10 años- y la violación sistemática de derechos humanos”.
Armando Ríos Píter, del PRD, advirtió que “la discusión de las drogas no se queda en la marihuana, se debe revisar la goma de opio y la amapola”.
En tanto que la senadora Cristina Díaz Salazar, del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenece Peña Nieto, dijo que se están “sentando las bases para establecer (…) una industria de producción nacional de medicamentos con cannabis”.
Liberación absoluta, un “camino aún largo
La iniciativa de Peña Nieto (2012-2018) fue producto de un proceso impulsado por la ciudadanía en 2015 con la batalla judicial que ganó un matrimonio del norte de México para que se le permitiera importar un medicamento derivado de la marihuana para su hija Grace, que hasta antes de recibir esas dosis sufría decenas de ataques epilépticos al día.
A ese hito se sumó un fallo en noviembre de la Suprema Corte que autorizó a los cuatro integrantes de un colectivo llamado Smart a cultivar, poseer y consumir esta planta incluso con fines recreativos.
El padre de Grace, Raúl Elizalde, presente en el Senado este martes, dijo a la AFP que la aprobación del dictamen es un “gran avance en términos generales, pero se queda corto” en referencia al THC, el elemento que ha ayudado a su hija.
El proyecto de ley establece que los productos que contengan concentraciones del 1% o menores de THC podrán comercializarse, exportarse e importarse cumpliendo los requisitos establecidos en la regulación sanitaria sobre sicotrópicos, pero Elizalde quiere que esa sustancia sea considerada “como un alimento o cualquier otro producto” que pueda comprarse en el supermercado, como sucede en Estados Unidos.
Los ataques epilépticos de Grace disminuyeron drásticamente cuando a sus padres se les permitió importar un medicamento que tiene “un poquito de THC, pero que es fundamental”, expuso Elizalde.
El precio de ese medicamento es de 6.500 pesos (unos 320 dólares) y dura tan sólo 2 meses.
Algunas familias de escasos recursos han reconocido a la AFP bajo anonimato que elaboran esos medicamentos de forma casera.
“Ellos seguirán en la ilegalidad” por los “prejuicios” de los legisladores y “el temor a perder votos con una iniciativa más completa”, denunció Elizalde.
La liberación completa de la marihuana, lamentó Elizalde, “es un camino aún largo” en México.