Los tailandeses aprobaron el domingo en referendo un controvertido proyecto de Constitución que permitirá a la junta militar seguir controlando el poder.
El “sí” a la nueva Carta Magna recibía una aprobación del 62%, cuando se llevaban escrutados el 90% de las papeletas.
La oposición denunció “presiones” a lo largo de toda la campaña, en la que estuvieron prohibidos los debates, so pena de cárcel.
“Este referendo significa que la democracia tardará un poco más en volver”, dijo Nattawut Saikua, un líder del movimiento opositor de los Camisas Rojas.
Nattawut se abstuvo sin embargo de convocar a sus partidarios a salir a la calle contra los militares, en el poder desde el golpe que en 2014 derrocó a la primera ministra Yingluck Shinawatra.
“Se trata del futuro de Tailandia (…). Es la democracia. Vayan a votar”, había pedido por la mañana el presidente de la junta, el general Prayut Chan-O-Cha, tras colocar su papeleta.
La información de fondo sobre el nuevo texto fue mínima. Los panfletos distribuidos por la Comisión Electoral, cuya imparcialidad se pone en duda, hacen hincapié en la “felicidad” del país y muestran fotos de niños sonrientes.
Pero esas octavillas nada dicen acerca de que, en caso de victoria del “sí”, el Senado ya no será elegido, sino designado, y que el Parlamento, aunque sea electo, estará subordinado a esa Cámara alta controlada por los generales.
Los partidarios de la reforma constitucional entrevistados en las oficinas de voto aseguraban que la adopción de la nueva Carta Magna permitirá destrabar el juego político y organizar comicios legislativos en 2017, tal como promete la junta.
Roban derechos
“Los autores del golpe de Estado rasgaron la antigua Constitución y nos robaron derechos, arrogándose el control del gobierno” a través del Senado, denuncia Ohm Kontaogan, que acudió a votar para expresar su exasperación.
La consulta se propone modificar el sistema político para impedir que vuelva al poder la oposición, especialmente la de los exprimeros ministros Thaksin Shinawatra y su hermana Yingluck.
Los militares derrocaron en 2006 a Thaksin y en 2014 a su hermana, pero los Shinawatra siempre consiguieron volver al poder mediante elecciones.
Pero esta vez las élites monárquicas, sobre todo el Ejército, quieren bloquear el sistema para evitar cualquier tipo de desorden en un periodo de gran incertidumbre sobre el futuro de la monarquía. El rey Bhumibol, de 88 años, está hospitalizado y hace meses que no aparece en público.